El mundo está al borde de una transformación demográfica sin precedentes. Para mediados del siglo XXI, se prevé que más de tres cuartas partes de los países experimentarán una disminución de su población debido a tasas de fertilidad decrecientes. Investigaciones recientes proyectan que para 2050, 155 de los 204 países tendrán tasas de fertilidad tan bajas que no podrán mantener su tamaño poblacional actual. Este fenómeno no se limita a naciones ricas; se está convirtiendo en una tendencia global, afectando tanto a países con economías avanzadas como a aquellos en desarrollo.
Las implicaciones de esta caída demográfica son vastas y complejas. La economía mundial, la distribución del poder internacional y la estructura de las sociedades deberán adaptarse a esta nueva realidad. España, por ejemplo, ha visto disminuir su tasa de fertilidad de 2.47 niños por mujer en 1950 a 1.26 en 2021, y se proyecta que caerá aún más para 2100. Este declive es reflejo de un cambio más amplio en el que las naciones ricas verán tasas aún menores, reconfigurando el panorama demográfico global.
Las políticas sociales que fomentan la natalidad, como permisos parentales ampliados, cuidado infantil gratuito y mayores derechos laborales, podrían ofrecer un leve incremento en las tasas de fertilidad. Sin embargo, el estudio sugiere que la mayoría de los países permanecerá por debajo de los niveles de reemplazo necesarios para mantener sus poblaciones. Esto pone de manifiesto la necesidad de estrategias más robustas y a largo plazo que aborden no solo las cifras de natalidad, sino también las condiciones socioeconómicas que las afectan.
El envejecimiento poblacional y la disminución de la fuerza laboral presentan desafíos significativos para el crecimiento económico y la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social. Los investigadores instan a los gobiernos a comenzar a planificar ahora para mitigar los efectos adversos de estos cambios demográficos. La migración internacional se perfila como una solución temporal para contrarrestar la disminución de la población, pero a largo plazo, será necesario un enfoque más holístico para garantizar un desarrollo sostenible y equitativo.