Mozambique atraviesa una grave crisis política y social que ha dejado un saldo trágico de cerca de 300 muertos y más de 2,000 heridos. La agitación comenzó tras las elecciones del 9 de octubre de 2024, cuyos resultados han sido rechazados por el líder opositor Venancio Mondlane. El conflicto escaló cuando el Tribunal Constitucional ratificó el 23 de diciembre la victoria del candidato gubernamental Daniel Chapo, con un 65% de los votos frente al 24% de Mondlane. Sin embargo, Mondlane sostiene haber obtenido el 53% de los sufragios, acusando al gobierno de llevar a cabo un "golpe de Estado".
Las manifestaciones, que iniciaron a mediados de octubre, se han intensificado tras la investidura de Chapo el pasado 16 de enero de 2025. La ceremonia tuvo lugar en la plaza de la Independencia de Maputo, con la presencia de aproximadamente 2,500 invitados y un notable despliegue policial. Durante su discurso, Chapo abogó por el diálogo y la paz en medio de continuas denuncias de irregularidades por parte de la oposición.
La labor de las fuerzas de seguridad se ha visto criticada a nivel nacional e internacional. La ONG local Plataforma Decide informó que aproximadamente 4,000 personas han sido detenidas desde que comenzaron las protestas. Además, la misión de observación de la Unión Europea, liderada por Laura Ballarín, ha documentado diversas irregularidades en el proceso electoral, como el llenado de urnas y falta de transparencia en el recuento. Ballarín también criticó la represión policial y la falta de respeto al derecho de manifestación pacífica.
En el ámbito legislativo, el Frente de Liberación de Mozambique (Frelimo) dominó los comicios al obtener 171 de los 250 escaños disponibles. Por su parte, el Partido Optimista por el Desarrollo de Mozambique (Podemos), que respalda a Mondlane, consiguió 43 escaños, mientras que la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo) obtuvo 28 escaños.
A pesar de su retórica inicial, el partido de Mondlane ha mostrado disposición para dialogar y aceptar los resultados. En respuesta a la crisis, el presidente Chapo se ha comprometido a implementar reformas en el sistema electoral y a llevar a cabo un proceso de descentralización para mitigar las tensiones.
La actual situación en Mozambique refleja una profunda división política y un descontento social que sigue sin resolverse, con miles de personas demandando transparencia y justicia en el proceso electoral. El país enfrenta desafíos significativos para restaurar la paz y la estabilidad.