La lucha contra la enfermedad de Alzheimer enfrenta el desafío de comprender sus causas fundamentales. Aunque la genética juega un papel crucial, las condiciones ambientales, incluidos los hábitos alimenticios, pueden influir significativamente en la progresión de la enfermedad. Un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Bond y la Universidad Griffith en Australia, que comparó los hábitos alimenticios de 108 australianos con Alzheimer con 330 individuos de un grupo de control saludable, ha arrojado luz sobre cómo ciertos patrones dietéticos pueden aumentar el riesgo de desarrollar Alzheimer. Los resultados indican una asociación entre el consumo diario de alimentos basados en carne y procesados y la enfermedad, mientras que aquellos con Alzheimer tendían a consumir menos frutas y verduras, además de tener un menor consumo promedio de vino tinto y blanco.
Este estudio aporta evidencia significativa que vincula la dieta con el riesgo de demencia, sugiriendo que el desarrollo del Alzheimer en el cerebro comienza desde la mediana edad y podría estar influenciado por un estilo de vida no regulado desde una edad temprana. Aunque el estudio no es lo suficientemente exhaustivo para demostrar que las elecciones dietéticas son directamente responsables del aumento del riesgo de Alzheimer, destaca cómo la dieta está estrechamente vinculada a la salud en general. Es posible que el consumo de estos tipos de alimentos desencadene otro factor que luego aumente el riesgo de Alzheimer.