El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reveló una propuesta inesperada para que su país asumiera el control de la Franja de Gaza. Durante una reunión con el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, en la Casa Blanca, Trump describió esta iniciativa como una "transacción inmobiliaria" y aseguró que se transformaría a Gaza en "la Riviera de Oriente Próximo". Según el plan, la seguridad y el suministro en la región estarían a cargo de Israel, sin necesidad de que Estados Unidos desplegara tropas, lo que, en palabras de Trump, convertiría a su país en un "inversor en esa parte del mundo".
El plan incluye el reasentamiento de más de dos millones de residentes gazatíes en países vecinos como Egipto y Jordania. Sin embargo, tanto Egipto como Jordania han rechazado la idea, argumentando que ya albergan importantes comunidades de refugiados palestinos y que recibir a más personas comprometería su estabilidad interna. Aunque Trump insistió en que el reasentamiento de los habitantes debía ser permanente, la Casa Blanca matizó posteriormente que este sería temporal durante un período de reconstrucción que podría extenderse entre 10 y 15 años.
El presidente argumentó que este cambio aportaría estabilidad a la región con una inversión estadounidense que calificó como "modesta". En sus declaraciones, enfatizó que "no harían falta soldados: de eso se encargarían otros", haciendo referencia a Israel como el encargado de la seguridad. Trump también dejó claro que los gazatíes no serían autorizados a regresar a Gaza al final del proceso, afirmando que no quería repetir los conflictos de los últimos 50 años en la zona.
La propuesta de Trump ha sido rechazada ampliamente por la comunidad internacional, que la considera contraria al derecho internacional. Las Naciones Unidas y diversas ONG han señalado que el desplazamiento forzoso de poblaciones constituye un crimen contra la humanidad. Además, países árabes han catalogado este plan como un intento de limpieza étnica y han advertido que pone en riesgo la solución de dos estados –un principio que forma parte de las bases para resolver el conflicto árabe-israelí.
La revelación del plan ha activado intensos esfuerzos diplomáticos. El rey Abdalá II de Jordania ha anunciado una próxima visita a la Casa Blanca para discutir el tema, mientras que también se espera la llegada del rey de Bahréin y el presidente de Egipto para abordar la crisis. En paralelo, el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, realizará una gira del 13 al 18 de febrero por la región, visitando Israel, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudí, en un intento por lograr consenso en medio del rechazo que la propuesta ha generado.
En el ámbito doméstico, Trump ha buscado desviar parte de la atención hacia otras iniciativas de su política exterior. En una rueda de prensa posterior a su reunión con Shigeru Ishiba, el presidente expresó su intención de reanudar relaciones con el líder norcoreano, Kim Jong-un, resaltando la importancia de mantener un diálogo positivo entre ambas naciones.