Estados Unidos ha iniciado la entrega de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza utilizando un nuevo muelle flotante, que representa la primera operación de este tipo. Esta iniciativa se produce tras siete meses de conflicto entre Israel y Hamas, que ha exacerbado la crisis humanitaria en la región. En el primer envío, se entregaron más de 300 paletas de ayuda a la ONU para su distribución en Gaza. Este proyecto, ordenado por el presidente Joe Biden y con un costo de $320 millones, no pretende reemplazar las entregas terrestres, que antes de la guerra alcanzaban los 500 camiones al día.
La construcción del muelle es parte de un esfuerzo más amplio para intensificar la entrega de asistencia, ante la falta de combustible y las amenazas de ataques militantes que dificultan las rutas tradicionales. El Pentágono ha señalado que la ayuda será coordinada por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU una vez que salga del muelle, el cual está protegido por dos buques de guerra de la Marina de EE. UU. Las embarcaciones cargadas en Chipre se trasladan a una instalación portuaria construida por Israel cerca de la Ciudad de Gaza, donde Israel garantiza la seguridad en tierra.
A pesar de estos esfuerzos, las agencias humanitarias advierten que la entrega de alimentos sigue siendo insuficiente, con el sur de Gaza enfrentando una falta aguda de suministros y el norte al borde de la hambruna. La seguridad del personal humanitario es una preocupación creciente, especialmente después de un ataque que resultó en la muerte de siete trabajadores hace un mes. El Reino Unido ha colaborado enviando kits de refugio y más ayuda está programada para llegar en los próximos días.
El proyecto del muelle flotante ha sido terreno de críticas y controversia desde su inicio. Su implementación no ha estado exenta de desafíos logísticos significativos, incluyendo la escasez de combustible para los camiones y los riesgos inherentes de operar en una zona de conflicto. La captura de Israel del cruce de Rafah y ataques a convoyes de ayuda han interrumpido las entregas por tierra, aumentando la dependencia en esta nueva vía marítima.
El riesgo para la seguridad de los operativos y del personal de ayuda es elevado, dadas las constantes amenazas de ataques militantes. A pesar de la protección de los buques de guerra y la fuerza de seguridad de Israel en tierra, el ambiente sigue siendo altamente volátil y peligroso. La Corte Internacional de Justicia ha ordenado la apertura de más cruces terrestres, señalando que la ayuda del muelle, aunque innovadora, es insuficiente para satisfacer las necesidades de la población.