Beber café de lugares exóticos como Cuba, Ruanda y otros orígenes menos comunes es un placer para muchos aficionados que buscan sabores y aromas únicos. Sin embargo, esta experiencia gustativa está cada vez más en peligro debido a los efectos del cambio climático en la producción global de café.

Aunque el café se cultiva en alrededor de 40 países, más de la mitad de la producción mundial proviene históricamente de solo dos naciones: Brasil y Vietnam. Este monocultivo presenta una vulnerabilidad significativa, ya que cualquier evento climático adverso en estos países afecta gravemente los suministros y hace que los precios se disparen. Este año, la sequía severa en Brasil y Vietnam ha elevado el costo de un café con leche a 9 dólares, reflejando una crisis que también ha impactado al mercado del cacao. Los precios del cacao alcanzaron un récord debido a condiciones climáticas extremas y enfermedades en Costa de Marfil y Ghana, principales productores a nivel mundial.
Los productores de café fuera de Brasil y Vietnam representan más de un tercio de la producción global. Sin embargo, estos pequeños orígenes son esenciales para la estabilidad del suministro global. A medida que el cambio climático altera los patrones climáticos y aumenta la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, los importadores y tostadores están reconociendo la urgencia de proteger las cadenas de suministro contra estos riesgos. Según un informe de Ilena Peng y Tarso Veloso de Bloomberg, las empresas están invirtiendo en la diversificación de sus fuentes de café y ofreciendo mayor apoyo a los agricultores en países como Perú, Tanzania, Ruanda y la República Democrática del Congo.

A pesar de estos esfuerzos, es improbable que los precios minoristas disminuyan en el corto plazo. Los productores más pequeños, a menudo con economías de escala menos eficientes y granjas familiares que cosechan a mano, no pueden competir en costos con los gigantes de Brasil y Vietnam. La dependencia de estos dos países por su eficiencia de producción y precios bajos ha sido una característica de la industria desde el principio.
No obstante, los consumidores actuales están dispuestos a pagar más por cafés de origen único y de alta gama, a medida que aumenta la conciencia sobre la sostenibilidad y el impacto del cambio climático.

Un desarrollo adicional en la industria del café es la carrera para enviar la mayor cantidad posible de granos a Europa antes de que entren en vigor las nuevas regulaciones de deforestación a finales de este año, según Mumbi Gitau de Bloomberg. Esta legislación requerirá que los importadores demuestren que sus productos no contribuyen a la destrucción de los bosques. Dado que el café depende en gran medida de millones de pequeños productores en todo el mundo, garantizar que cada grano cumpla con estas normas representa un desafío considerable.
La falta de claridad sobre los requisitos específicos ha dejado a muchas empresas sin la preparación adecuada, exponiéndolas a posibles interrupciones en el suministro. Se espera el lanzamiento de una nueva plataforma a finales de este año, destinada a proporcionar soluciones a los requisitos de trazabilidad establecidos por la Unión Europea.
El cambio climático está remodelando la industria del café de manera significativa, afectando tanto la producción como los precios. Mientras los esfuerzos de diversificación y las nuevas regulaciones intentan mitigar estos impactos, la industria enfrenta desafíos continuos para asegurar un suministro sostenible y accesible en el futuro.