Rodrigo Duterte, ex presidente filipino y actual prisionero en La Haya, resultó electo alcalde de la ciudad de Davao en las elecciones de medio mandato desarrolladas en Filipinas en 2025. Con más del 60% de los votos contabilizados, Duterte aseguró una ventaja de 405,000 sufragios sobre su rival inmediato, quien recibió 49,000 votos, según datos no oficiales de la comisión electoral. La diferencia, de 356,000 votos, consolidó una victoria que se considera irreversible.
Detenido en marzo por acusaciones de crímenes de lesa humanidad vinculados a su política de guerra contra las drogas, que dejó miles de muertos durante su mandato presidencial, Duterte ha seguido figurando en las boletas debido a la ausencia de una condena judicial firme en su contra. Pese a la condena internacional, su influencia local sigue siendo significativa. En su reciente cumpleaños número 80, miles de simpatizantes marcharon en Davao para refrendar su respaldo, reflejando la arraigada lealtad en la región, donde su familia ha ostentado el poder durante décadas.
El proceso electoral estuvo marcado por una compleja atmósfera política nacional, protagonizada por la disputa entre el clan Duterte y la familia del actual presidente, Ferdinand Marcos Jr. Un total de 18,000 cargos, entre puestos locales y escaños senatoriales, estuvieron en juego. En el Senado, los resultados preliminares muestran que cinco candidatos afines a Duterte están a punto de obtener asiento, mientras seis aliados de Marcos Jr. suman victorias, por debajo de las expectativas iniciales.
En el plano familiar, la hija de Duterte, Sara Duterte, recientemente destituida como vicepresidenta, enfrenta un juicio de impeachment que podría inhabilitarla para competir por la presidencia en 2028. Aunque no fue candidata en este ciclo, su popularidad persiste, y el resultado del juicio será determinante para su futuro político.
En Davao, Sebastian Duterte, hijo del ex presidente y alcalde electo, se impuso como vicealcalde, habilitándose así para dirigir el gobierno local durante la ausencia de su padre, mientras el proceso judicial internacional sigue su curso.
La jornada electoral transcurrió entre largas filas, incidentes de violencia reportados y averías en equipos de votación, situaciones que reflejan el ambiente de tensión y la dinámica caótica de la política filipina de la actualidad.