La reciente declaración del Papa Francisco, instando a Ucrania a mostrar "el coraje de izar la bandera blanca" y buscar una negociación para poner fin al conflicto con Rusia, ha suscitado una respuesta rápida y contundente por parte del gobierno ucraniano y de aliados internacionales. En una entrevista concedida a la cadena suiza RSI, el Papa argumentó que la negociación, respaldada por el coraje de reconocer la derrota, era la vía más fuerte para Ucrania. Esta sugerencia ha sido ampliamente interpretada como un llamado a la rendición, lo que ha provocado críticas y descontento entre los funcionarios ucranianos y sus aliados, quienes mantienen una postura firme contra cualquier indicación de capitulación frente a la agresión rusa.
El Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, rechazó enérgicamente la sugerencia del Papa a través de las redes sociales, reafirmando la resolución de Ucrania de luchar y prevalecer bajo su bandera nacional, simbolizando la determinación del país de resistir y no ceder ante la invasión rusa. Esta declaración del Papa no solo ha generado rechazo en Ucrania, sino también entre otros líderes europeos y representantes de la Iglesia en Ucrania, quienes ven en esta declaración una falta de apoyo explícito a Ucrania frente a la agresión injustificada de Rusia.
Los comentarios del Papa Francisco se han encontrado con una respuesta igualmente crítica por parte de otros políticos y líderes europeos, quienes han cuestionado la llamada a la negociación sin una condena firme a Rusia como agresor en el conflicto. La sugerencia de una rendición implícita ha sido considerada inaceptable y contraproducente por figuras como el Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, quien ha propuesto, en cambio, un llamado a Rusia para que retire sus fuerzas armadas de Ucrania como un verdadero paso hacia la paz.