Elon Musk, conocido por sus controvertidas opiniones, ha arrojado luz sobre una petición que exige nuevas elecciones en Reino Unido, marcando un hito en las tensiones entre el empresario y el gobierno laborista liderado por el primer ministro Keir Starmer. La iniciativa, iniciada en un pub en Oldbury por Michael Westwood, ha alcanzado 2 millones de firmas, una cifra considerablemente impulsada tras el respaldo de Musk.
Musk ha expresado severas críticas, comparando el Reino Unido con un "estado policial tiránico" e incluso con figuras históricas represivas como Stalin. La causa de su descontento radica en la política de impuestos sobre herencias que afectará a granjeros con propiedades valoradas en más de 1,25 millones de libras y el manejo de disturbios antiinmigración y la violencia en redes sociales por parte del gobierno.
La economía británica no escapa de la controversia. Bajo el gobierno de Starmer, se ha propuesto un aumento de impuestos que podría generar 50.000 millones de euros. Adicionalmente, se planea incrementar el salario mínimo en un 6,7% a partir de abril, una medida que ha suscitado tanto apoyo como críticas. La inflación ha subido al 2,3% en octubre tras haber bajado al 1,7% en septiembre, y el crecimiento económico ha sido mínimo, con solo un 0,1% en el tercer trimestre.
La relación personal entre Musk y Starmer se ha visto marcada por tensiones, especialmente después de que Musk no fuera invitado a una cumbre de inversores en octubre. La Cámara de los Comunes ha anunciado que planea interrogar a Musk sobre su posible rol en la difusión de desinformación durante recientes disturbios, un paso que podría intensificar aún más las diferencias.
Además, los agricultores han alzado su voz en protesta contra las políticas del gobierno. Musk ha utilizado estas manifestaciones para reforzar su argumento de que el gobierno de Starmer está en crisis.
El contexto político general no facilita la situación. Musk, asesor cercano de Donald Trump, ha intensificado sus críticas desde la asunción del poder por parte de Starmer en julio, en un entorno de creciente tensión política en Reino Unido. La proximidad de la administración de Trump añade una capa adicional de complejidad a la relación entre Reino Unido y Estados Unidos.
Los desafíos que enfrenta Starmer son significativos. La baja aprobación de su mandato, sumada al descontento de los empresarios y la principal patronal del Reino Unido, la Confederation of British Industry (CBI), por las políticas fiscales que impactan negativamente el crecimiento empresarial, podrían complicar su capacidad para gobernar eficientemente y mantener la estabilidad en el país.