Michael Calvey, un empresario estadounidense de 57 años reconocido por haber promovido grandes inversiones extranjeras en Rusia, comparte su intrincada experiencia de haber sido arrestado y condenado por un caso de fraude, considerado inventado, en un libro titulado “Odisea de Moscú” que acaba de ser publicado. Su calvario comenzó en febrero de 2019 cuando agentes del FSB (Servicio Federal de Seguridad de Rusia) irrumpieron en su apartamento al amanecer, allanando el camino para una cadena de eventos que lo colocaron en el epicentro de un caso legal mediático.
Calvey fundó en 1994 Baring Vostok Capital Partners, una destacada firma de capital de riesgo que, durante sus operaciones, invirtió más de 2.800 millones de dólares en 80 empresas de la región. Entre sus proyectos más exitosos se encuentran la creación de gigantes tecnológicos rusos como Yandex, considerado el "Google ruso", y Tinkoff Credit Systems, uno de los bancos digitales más grandes del mundo. Sin embargo, una disputa comercial surgió al asociarse con empresarios rusos vinculados a un banco en una problemática fusión que terminó involucrando al Departamento K del FSB, encargado de delitos financieros internos.
Aunque las acusaciones fueron calificadas como parte de un complot, tanto por la defensa de Calvey como por observadores internacionales, el empresario y varios de sus socios fueron detenidos. Inicialmente recluido en Matrosskaya Tishina, una prisión conocida como "Kremlin Central", donde muchos enfrentan cargos de alto perfil. Compartía una pequeña celda de 4 por 4,8 metros con otros reclusos, incluyendo magnates, altos funcionarios y un hacker, quienes le advirtieron: “No confíes en nadie”. Calvey describió las condiciones iniciales como deshumanizantes, empeoradas por la arbitrariedad de los procesos judiciales rusos.
Durante los tres años subsiguientes, Calvey pasó dos bajo arresto domiciliario con un dispositivo de monitoreo electrónico y otro más bajo supervisión judicial estricta, que incluía un toque de queda. Incluso cuando desarrolló un tumor en la pierna, las autoridades le negaron la remoción del dispositivo, lo que complicó significativamente su tratamiento médico.
El caso conmocionó a la comunidad empresarial global y a varios líderes rusos, como Kirill Dmitriev, German Gref y Alexei Kudrin, quienes intercedieron por su liberación. Sin embargo, esto no bastó para contrarrestar el control del FSB sobre el proceso. En agosto de 2021, Calvey fue declarado culpable de malversación de fondos y sentenciado a cinco años en suspenso. Según sus declaraciones, la condena empañó todo su trabajo en pro del desarrollo económico ruso.
El empresario dejó Rusia en 2022 tras la invasión a Ucrania, marcando el fin de su relación con el país. La acelerada venta de sus activos le costó miles de millones de dólares, poniendo fin a décadas de trabajo que definieron un periodo de inversiones estadounidenses en Rusia. Desde su nuevo hogar en Suiza, enfatiza los riesgos a los que cualquier inversor extranjero está expuesto en Rusia, donde las tensiones geopolíticas pueden convertir a empresarios en peones en el “tablero de ajedrez” político.
El libro, que será lanzado en Estados Unidos en abril, ilustra no solo la trayectoria empresarial de Calvey, sino también su amarga experiencia en un sistema judicial donde, según él, prevalece la arbitrariedad sobre la justicia. A pesar de todo, el empresario mantiene su enfoque optimista, impulsando startups de tecnología fuera de Rusia y colaborando con talentos que huyeron del país. No obstante, considera que la profundidad del control del FSB y su influencia limitan el potencial de reinversiones extranjeras en Rusia.