La reunión entre altos representantes de Rusia y Estados Unidos, programada para el 18 de febrero en Riad, Arabia Saudita, representa la primera discusión cara a cara entre ambas potencias desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania en 2022. La naturaleza del encuentro ha generado controversia, ya que tanto Ucrania como Europa han sido excluidas de las conversaciones, lo que ha provocado una oleada de críticas y preocupación por su alcance e implicaciones.
La delegación estadounidense, encabezada por el secretario de Estado Marco Rubio y el asesor de seguridad nacional Mike Waltz, llega a la cita con el objetivo de explorar soluciones al conflicto, según fuentes oficiales. Rubio aterrizó en Arabia Saudita un día antes de las negociaciones. Por el lado ruso, el enviado de política exterior, Yuri Ushakov, y el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, representarán al Kremlin. Esta iniciativa sigue a una llamada reciente entre el expresidente estadounidense Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin, en la que discutieron sobre abrir un canal de negociación.
Un punto de alta sensibilidad para Ucrania es la exclusión completa de su gobierno en el diálogo. Según el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, no existió notificación previa sobre estas conversaciones, y en reiteradas ocasiones ha insistido en que ningún país tiene derecho a negociar sobre el destino de Ucrania sin la participación directa de su gobierno. “Cualquier negociación sobre Ucrania sin Ucrania no dará resultado, y no podemos reconocer … ningún acuerdo sobre nosotros sin nosotros”, declaró Zelenskyy, reafirmando su rechazo tajante al formato propuesto para las negociaciones.
Además de la exclusión de Kyiv, medios han reportado que el Kremlin, a través de su portavoz Dmitry Peskov, ha manifestado que Europa tampoco tiene lugar en la mesa de diálogo. Esto llevó al presidente francés Emmanuel Macron a convocar una reunión de emergencia con líderes europeos en París el 17 de febrero, donde numerosos jefes de Estado manifestaron su preocupación por ser apartados de toda toma de decisiones en un conflicto que impacta directamente al continente.
Otro tema candente es la postura inamovible de Rusia sobre el reconocimiento de las anexiones territoriales realizadas en septiembre de 2022, que incluyen Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhzhia. Según Lavrov, Rusia no tiene intenciones de ceder en estas regiones, incluso cuando algunas áreas aún no están bajo su control total. Estas declaraciones parecen establecer un obstáculo crítico para cualquier entendimiento con Kiev, que ha insistido en garantizar su integridad territorial.
En cuanto a las condiciones propuestas por Ucrania, Zelenskyy ha dejado claro que cualquier acuerdo de paz debe priorizar garantías de seguridad concretas para evitar futuras agresiones rusas y permitir la inclusión de Europa como mediadora clave. Esta perspectiva choca frontalmente con las decisiones actuales de los negociadores en Riad.
Paralelamente a la preparación de las conversaciones en Arabia Saudita, continúan los ataques en territorio ucraniano. Un reciente bombardeo ruso en la ciudad de Mykolaiv ha dejado a más de 100,000 personas sin suministro eléctrico, afectando gravemente la infraestructura crítica de la región, un recordatorio de que la guerra sigue causando estragos en la población local.
Finalmente, este encuentro en Riad marca un cambio significativo en las relaciones diplomáticas entre Rusia y Estados Unidos, tras años sin diálogos presenciales de alto nivel. Sin embargo, su viabilidad para lograr avances concretos en la solución del conflicto sigue siendo incierta, dado el contexto de exclusiones, divergencias y tensiones multilaterales.