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Everest Enfrenta Problema de Residuos: Escaladores Deberán Llevar Bolsas para Excrementos

Autoridades del Monte Everest implementan una nueva regulación que exige a los escaladores recoger sus excrementos en bolsas especiales y bajarlos de la montaña, en un esfuerzo por abordar el creciente problema de residuos y preservar la belleza natural de la región.

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Everest Enfrenta Problema de Residuos: Escaladores Deberán Llevar Bolsas para Excrementos

Autoridades del Monte Everest implementan una nueva regulación que exige a los escaladores recoger sus excrementos en bolsas especiales y bajarlos de la montaña, en un esfuerzo por abordar el creciente problema de residuos y preservar la belleza natural de la región.

"Nuestros montes han comenzado a oler mal"

- Mingma Sherpa, presidente de la municipalidad rural de Pasang Lhamu.

25/2/2024

La nueva medida impuesta por las autoridades de la región del Everest, específicamente por la municipalidad rural de Pasang Lhamu, busca enfrentar un problema que ha ido en aumento con el auge del turismo de aventura: la acumulación de excrementos humanos en las rutas de escalada. Los escaladores, a partir de ahora, deberán comprar bolsas para excrementos en el campamento base y asegurarse de bajar sus desechos de la montaña para su adecuada disposición. Esta decisión responde a las quejas sobre los malos olores y la visibilidad de desechos humanos en las rocas, lo cual no solo afecta la imagen de esta icónica montaña sino que también representa un riesgo para la salud tanto de los escaladores como de las comunidades locales.

La problemática de los residuos en el Everest no es nueva; sin embargo, la situación ha alcanzado un punto crítico debido a la falta de descomposición de los excrementos a causa de las bajas temperaturas extremas. La acumulación de estos residuos, estimada en toneladas, ha convertido ciertas áreas de la montaña, especialmente los campamentos más altos, en verdaderos vertederos al aire libre. La implementación de bolsas para excrementos, que contienen químicos capaces de solidificar y minimizar el olor de los desechos humanos, busca mitigar este impacto ambiental y sanitario.

El desafío de gestionar los residuos en el Everest es complejo, dada la logística que implica escalar la montaña más alta del mundo. Los escaladores y su personal de apoyo se enfrentan a condiciones extremas, donde la prioridad es la supervivencia y el éxito de la expedición. Sin embargo, la creciente conciencia sobre el impacto ambiental del alpinismo ha llevado a las autoridades y a las organizaciones locales, como el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), a buscar soluciones sostenibles que permitan la convivencia del turismo de aventura con la preservación del entorno natural.

Esta medida se suma a una serie de esfuerzos previos para limpiar la montaña, incluyendo campañas de limpieza y la imposición de depósitos de basura reembolsables para los grupos de escaladores. A pesar de estos esfuerzos, el problema de los residuos en el Everest sigue siendo una preocupación mayor, lo que refleja la necesidad de una gestión más efectiva y de la cooperación de todos los actores involucrados, desde las autoridades gubernamentales hasta los escaladores individuales y las empresas de expediciones.

Algo Curioso
El Everest no es el único lugar donde se ha implementado la obligación de llevar bolsas para excrementos. Montañas como el Denali en América del Norte y regiones en la Antártida ya utilizan sistemas similares para gestionar los desechos humanos

Un Paso Hacia la Sostenibilidad en el Techo del Mundo

La implementación de bolsas para excrementos en el Everest no es una medida aislada, sino parte de un conjunto de estrategias destinadas a combatir el problema de la contaminación en la montaña. La municipalidad rural de Pasang Lhamu, junto con el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), ha adquirido aproximadamente 8,000 bolsas de desechos procedentes de Estados Unidos para la temporada de escalada que comienza en marzo. Estas bolsas, diseñadas para contener químicos y polvos que solidifican los desechos humanos y reducen significativamente el olor, serán distribuidas entre los aproximadamente 400 escaladores extranjeros y 800 miembros del personal de apoyo esperados.

Cada escalador generará, en promedio, 250 gramos de excremento por día durante su estancia en los campamentos más altos, que suele durar alrededor de dos semanas para el intento de cumbre. Basándose en estos cálculos, se planea entregar a cada participante dos bolsas, que podrán utilizar entre cinco y seis veces. Esta medida busca no solo preservar el entorno natural del Everest sino también proteger la salud de los escaladores y las comunidades locales, minimizando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua contaminada con desechos humanos.

Desafíos y Expectativas de la Nueva Normativa

La acumulación de residuos en el Everest, incluidos los excrementos humanos, ha sido un problema persistente que ha empañado la imagen de este emblemático destino de montañismo. La visibilidad de desechos humanos en las rocas y el impacto negativo en el medio ambiente han llevado a las autoridades a tomar medidas más estrictas. La nueva regulación de bolsas para excrementos se suma a la política existente que requiere que los grupos de escaladores paguen un depósito de basura antes de su ascenso, el cual se devuelve una vez que demuestran haber bajado al menos 8 kilogramos (aproximadamente 17 libras) de basura de la montaña.

La efectividad de la nueva normativa sobre el manejo de excrementos en el Everest será monitoreada de cerca por las autoridades y las organizaciones ambientales. Aunque la iniciativa ha sido bien recibida por la comunidad de escaladores y las asociaciones de operadores de expediciones, su implementación plantea desafíos logísticos y de cumplimiento. La principal preocupación es cómo se verificará que los escaladores efectivamente bajen sus desechos del monte y cómo se gestionará este volumen adicional de residuos en el campamento base y áreas circundantes.

El SPCC y la municipalidad rural de Pasang Lhamu han expresado su compromiso de asegurar que las nuevas medidas sean respetadas y han anunciado la apertura de una oficina de contacto para supervisar el cumplimiento de las regulaciones. Sin embargo, la responsabilidad última recae en los escaladores y las empresas de expediciones, quienes deben adoptar una ética de mínimo impacto y responsabilidad ambiental durante sus ascensos.

"Nuestros montes han comenzado a oler mal"

- Mingma Sherpa, presidente de la municipalidad rural de Pasang Lhamu.

Feb 25, 2024
Colglobal News

La nueva medida impuesta por las autoridades de la región del Everest, específicamente por la municipalidad rural de Pasang Lhamu, busca enfrentar un problema que ha ido en aumento con el auge del turismo de aventura: la acumulación de excrementos humanos en las rutas de escalada. Los escaladores, a partir de ahora, deberán comprar bolsas para excrementos en el campamento base y asegurarse de bajar sus desechos de la montaña para su adecuada disposición. Esta decisión responde a las quejas sobre los malos olores y la visibilidad de desechos humanos en las rocas, lo cual no solo afecta la imagen de esta icónica montaña sino que también representa un riesgo para la salud tanto de los escaladores como de las comunidades locales.

La problemática de los residuos en el Everest no es nueva; sin embargo, la situación ha alcanzado un punto crítico debido a la falta de descomposición de los excrementos a causa de las bajas temperaturas extremas. La acumulación de estos residuos, estimada en toneladas, ha convertido ciertas áreas de la montaña, especialmente los campamentos más altos, en verdaderos vertederos al aire libre. La implementación de bolsas para excrementos, que contienen químicos capaces de solidificar y minimizar el olor de los desechos humanos, busca mitigar este impacto ambiental y sanitario.

El desafío de gestionar los residuos en el Everest es complejo, dada la logística que implica escalar la montaña más alta del mundo. Los escaladores y su personal de apoyo se enfrentan a condiciones extremas, donde la prioridad es la supervivencia y el éxito de la expedición. Sin embargo, la creciente conciencia sobre el impacto ambiental del alpinismo ha llevado a las autoridades y a las organizaciones locales, como el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), a buscar soluciones sostenibles que permitan la convivencia del turismo de aventura con la preservación del entorno natural.

Esta medida se suma a una serie de esfuerzos previos para limpiar la montaña, incluyendo campañas de limpieza y la imposición de depósitos de basura reembolsables para los grupos de escaladores. A pesar de estos esfuerzos, el problema de los residuos en el Everest sigue siendo una preocupación mayor, lo que refleja la necesidad de una gestión más efectiva y de la cooperación de todos los actores involucrados, desde las autoridades gubernamentales hasta los escaladores individuales y las empresas de expediciones.

La nueva medida impuesta por las autoridades de la región del Everest, específicamente por la municipalidad rural de Pasang Lhamu, busca enfrentar un problema que ha ido en aumento con el auge del turismo de aventura: la acumulación de excrementos humanos en las rutas de escalada. Los escaladores, a partir de ahora, deberán comprar bolsas para excrementos en el campamento base y asegurarse de bajar sus desechos de la montaña para su adecuada disposición. Esta decisión responde a las quejas sobre los malos olores y la visibilidad de desechos humanos en las rocas, lo cual no solo afecta la imagen de esta icónica montaña sino que también representa un riesgo para la salud tanto de los escaladores como de las comunidades locales.

La problemática de los residuos en el Everest no es nueva; sin embargo, la situación ha alcanzado un punto crítico debido a la falta de descomposición de los excrementos a causa de las bajas temperaturas extremas. La acumulación de estos residuos, estimada en toneladas, ha convertido ciertas áreas de la montaña, especialmente los campamentos más altos, en verdaderos vertederos al aire libre. La implementación de bolsas para excrementos, que contienen químicos capaces de solidificar y minimizar el olor de los desechos humanos, busca mitigar este impacto ambiental y sanitario.

El desafío de gestionar los residuos en el Everest es complejo, dada la logística que implica escalar la montaña más alta del mundo. Los escaladores y su personal de apoyo se enfrentan a condiciones extremas, donde la prioridad es la supervivencia y el éxito de la expedición. Sin embargo, la creciente conciencia sobre el impacto ambiental del alpinismo ha llevado a las autoridades y a las organizaciones locales, como el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), a buscar soluciones sostenibles que permitan la convivencia del turismo de aventura con la preservación del entorno natural.

Esta medida se suma a una serie de esfuerzos previos para limpiar la montaña, incluyendo campañas de limpieza y la imposición de depósitos de basura reembolsables para los grupos de escaladores. A pesar de estos esfuerzos, el problema de los residuos en el Everest sigue siendo una preocupación mayor, lo que refleja la necesidad de una gestión más efectiva y de la cooperación de todos los actores involucrados, desde las autoridades gubernamentales hasta los escaladores individuales y las empresas de expediciones.

Algo Curioso
El Everest no es el único lugar donde se ha implementado la obligación de llevar bolsas para excrementos. Montañas como el Denali en América del Norte y regiones en la Antártida ya utilizan sistemas similares para gestionar los desechos humanos

Un Paso Hacia la Sostenibilidad en el Techo del Mundo

La implementación de bolsas para excrementos en el Everest no es una medida aislada, sino parte de un conjunto de estrategias destinadas a combatir el problema de la contaminación en la montaña. La municipalidad rural de Pasang Lhamu, junto con el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), ha adquirido aproximadamente 8,000 bolsas de desechos procedentes de Estados Unidos para la temporada de escalada que comienza en marzo. Estas bolsas, diseñadas para contener químicos y polvos que solidifican los desechos humanos y reducen significativamente el olor, serán distribuidas entre los aproximadamente 400 escaladores extranjeros y 800 miembros del personal de apoyo esperados.

Cada escalador generará, en promedio, 250 gramos de excremento por día durante su estancia en los campamentos más altos, que suele durar alrededor de dos semanas para el intento de cumbre. Basándose en estos cálculos, se planea entregar a cada participante dos bolsas, que podrán utilizar entre cinco y seis veces. Esta medida busca no solo preservar el entorno natural del Everest sino también proteger la salud de los escaladores y las comunidades locales, minimizando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua contaminada con desechos humanos.

Desafíos y Expectativas de la Nueva Normativa

La acumulación de residuos en el Everest, incluidos los excrementos humanos, ha sido un problema persistente que ha empañado la imagen de este emblemático destino de montañismo. La visibilidad de desechos humanos en las rocas y el impacto negativo en el medio ambiente han llevado a las autoridades a tomar medidas más estrictas. La nueva regulación de bolsas para excrementos se suma a la política existente que requiere que los grupos de escaladores paguen un depósito de basura antes de su ascenso, el cual se devuelve una vez que demuestran haber bajado al menos 8 kilogramos (aproximadamente 17 libras) de basura de la montaña.

La efectividad de la nueva normativa sobre el manejo de excrementos en el Everest será monitoreada de cerca por las autoridades y las organizaciones ambientales. Aunque la iniciativa ha sido bien recibida por la comunidad de escaladores y las asociaciones de operadores de expediciones, su implementación plantea desafíos logísticos y de cumplimiento. La principal preocupación es cómo se verificará que los escaladores efectivamente bajen sus desechos del monte y cómo se gestionará este volumen adicional de residuos en el campamento base y áreas circundantes.

El SPCC y la municipalidad rural de Pasang Lhamu han expresado su compromiso de asegurar que las nuevas medidas sean respetadas y han anunciado la apertura de una oficina de contacto para supervisar el cumplimiento de las regulaciones. Sin embargo, la responsabilidad última recae en los escaladores y las empresas de expediciones, quienes deben adoptar una ética de mínimo impacto y responsabilidad ambiental durante sus ascensos.

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