La nueva medida impuesta por las autoridades de la región del Everest, específicamente por la municipalidad rural de Pasang Lhamu, busca enfrentar un problema que ha ido en aumento con el auge del turismo de aventura: la acumulación de excrementos humanos en las rutas de escalada. Los escaladores, a partir de ahora, deberán comprar bolsas para excrementos en el campamento base y asegurarse de bajar sus desechos de la montaña para su adecuada disposición. Esta decisión responde a las quejas sobre los malos olores y la visibilidad de desechos humanos en las rocas, lo cual no solo afecta la imagen de esta icónica montaña sino que también representa un riesgo para la salud tanto de los escaladores como de las comunidades locales.
La problemática de los residuos en el Everest no es nueva; sin embargo, la situación ha alcanzado un punto crítico debido a la falta de descomposición de los excrementos a causa de las bajas temperaturas extremas. La acumulación de estos residuos, estimada en toneladas, ha convertido ciertas áreas de la montaña, especialmente los campamentos más altos, en verdaderos vertederos al aire libre. La implementación de bolsas para excrementos, que contienen químicos capaces de solidificar y minimizar el olor de los desechos humanos, busca mitigar este impacto ambiental y sanitario.

El desafío de gestionar los residuos en el Everest es complejo, dada la logística que implica escalar la montaña más alta del mundo. Los escaladores y su personal de apoyo se enfrentan a condiciones extremas, donde la prioridad es la supervivencia y el éxito de la expedición. Sin embargo, la creciente conciencia sobre el impacto ambiental del alpinismo ha llevado a las autoridades y a las organizaciones locales, como el Comité de Control de la Contaminación de Sagarmatha (SPCC), a buscar soluciones sostenibles que permitan la convivencia del turismo de aventura con la preservación del entorno natural.
Esta medida se suma a una serie de esfuerzos previos para limpiar la montaña, incluyendo campañas de limpieza y la imposición de depósitos de basura reembolsables para los grupos de escaladores. A pesar de estos esfuerzos, el problema de los residuos en el Everest sigue siendo una preocupación mayor, lo que refleja la necesidad de una gestión más efectiva y de la cooperación de todos los actores involucrados, desde las autoridades gubernamentales hasta los escaladores individuales y las empresas de expediciones.