La franja de Gaza enfrenta una situación humanitaria alarmante, con el conflicto entre Israel y Hamas alcanzando su segundo mes. Las tropas israelíes han intensificado sus operaciones en toda la región, empujando a cientos de miles de gazatíes a un éxodo masivo. La localidad de Rafah, situada en el extremo sur de la Franja y fronteriza con Egipto, se ha convertido en el último refugio para muchos, aunque la seguridad allí sigue siendo precaria.
La ONU ha descrito la situación en Gaza como “apocalíptica”, con un creciente riesgo de genocidio y otros crímenes internacionales. La intensidad de los ataques israelíes ha dificultado enormemente la posibilidad de que la población encuentre un lugar seguro o haga frente a la crisis humanitaria. Las imágenes compartidas por residentes de Rafah muestran a desplazados improvisando refugios en las calles y aparcamientos, utilizando materiales precarios como listones de madera, mantas y telas.
El avance de las tropas israelíes en el sur de Gaza, especialmente en torno a la vivienda de Yahia Sinwar en Jan Yunis, ha incrementado el temor entre los residentes de que Rafah sea el próximo objetivo. A pesar de las afirmaciones de Israel de que se están tomando medidas para proteger a los civiles, muchos gazatíes, como Samir Abu Ali, un padre de familia, expresan su escepticismo y determinación de permanecer en Rafah, a pesar del peligro inminente.
Desde el inicio del conflicto el 7 de octubre, el ejército israelí, uno de los más avanzados tecnológicamente del mundo, ha causado la muerte de más de 16.000 personas y la destrucción de gran parte de las viviendas e infraestructuras de Gaza. A pesar de estos esfuerzos, Israel no ha logrado capturar o matar a los líderes de Hamas, lo que ha prolongado el conflicto y exacerbado la crisis humanitaria.