Mike Pence, quien fue vicepresidente bajo la administración de Donald Trump de 2017 a 2021, ha expresado claramente que no respaldará a Trump en la carrera presidencial de 2024. Esta declaración se produce poco después de que Trump asegurara suficientes delegados para obtener la nominación republicana. Pence citó discrepancias significativas en cuanto a la gestión de la deuda nacional, las políticas de aborto y las posturas hacia China, destacando una agenda de Trump que considera divergente de los principios conservadores tradicionales.
Durante su presidencia, Trump y Pence estuvieron alineados en muchas políticas, pero la relación se tensó significativamente después de los eventos del 6 de enero de 2021, cuando seguidores de Trump irrumpieron en el Capitolio. Pence, en ese momento, cumplió con su deber constitucional de certificar los resultados electorales de 2020, lo que lo puso en desacuerdo con Trump y le valió críticas dentro del partido.
En declaraciones a Fox News, Pence afirmó su orgullo por el récord conservador de la administración en la que sirvió, pero también señaló que las acciones y el discurso recientes de Trump se alejan de esos valores conservadores. Estas diferencias fundamentales han llevado a Pence a decidir que, en conciencia, no puede apoyar la candidatura de Trump para las próximas elecciones.
La decisión de Pence de no respaldar a Trump resalta una fractura dentro del Partido Republicano, evidenciando la lucha entre el tradicionalismo conservador y el populismo de Trump. Este distanciamiento también se refleja en las posiciones de otros líderes republicanos y excompetidores en las primarias, como Nikki Haley, quien también ha elegido no apoyar públicamente a Trump después de suspender su campaña.