El flúor ha sido ampliamente considerado como seguro y efectivo en la prevención de la caries dental, especialmente cuando se añade al agua potable de la comunidad. Sin embargo, un reciente estudio conducido por Tewodros Godebo en comunidades rurales de Etiopía ha generado nuevas preocupaciones. Las comunidades dependen del agua de pozo con variados niveles de flúor, que oscilan entre 0.4 y 15.5 miligramos por litro, superando con creces las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.
En el estudio, 74 niños de entre 5 y 14 años fueron evaluados en su capacidad cognitiva y se encontró una correlación entre los errores en las pruebas de dibujo y memoria, y la mayor exposición al flúor. Estos hallazgos, aunque no concluyentes, sugieren una asociación entre la alta exposición al flúor y el deterioro cognitivo.
El flúor, utilizado durante más de ocho décadas en odontología, ha sido celebrado por sus efectos preventivos contra la caries dental. La fluoruración del agua, el método comunitario más utilizado a nivel mundial, implica la adición controlada de flúor al suministro público de agua. Sin embargo, investigaciones recientes han comenzado a explorar el impacto del flúor en la neurotoxicidad y los trastornos neurológicos.