Un estudio realizado por el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia ha identificado serios riesgos neurológicos asociados con el cabeceo frecuente del balón en jugadores de fútbol amateur. Dirigido por el Dr. Michael L. Lipton, el equipo de investigación analizó a 352 futbolistas, tanto hombres como mujeres, cuyas edades oscilaban entre 18 y 53 años. Utilizando resonancia magnética de difusión (dMRI), descubrieron alteraciones significativas en la materia blanca del cerebro de estos jugadores, principalmente en el lóbulo frontal, parecidas a las observadas en la encefalopatía traumática crónica (CTE).
El estudio, que incluyó un grupo de control compuesto por 77 atletas de deportes sin colisión como corredores, reveló que aquellos jugadores de fútbol que cabecearon el balón más de 1,500 veces al año mostraban deterioro cognitivo y cambios estructurales en el cerebro. Estos hallazgos incluyeron un disminuido rendimiento en pruebas de memoria y problemas en la integridad de las redes neuronales.
Se observó que los futbolistas que cabecean frecuentemente tenían habilidades cognitivas inferiores a las de los atletas de resistencia, aunque similares a las de los atletas no expuestos a impactos repetidos. Sin embargo, estos cambios no eran necesariamente evidentes en el desempeño diario de los jugadores afectados.
La investigación también señala que los impactos repetidos, aun sin causar lesiones graves inmediatas, pueden tener consecuencias adversas acumulativas en la salud cerebral a largo plazo. La CTE, una condición neurológica progresiva asociada con traumas repetitivos en la cabeza, es comúnmente vista en deportes de contacto y se caracteriza por problemas de memoria, cambios de humor y problemas de comportamiento.
Actualmente, se está llevando a cabo un estudio a cinco años para analizar de manera más exhaustiva los riesgos y beneficios del fútbol en la salud cerebral, tomando en consideración factores genéticos y antecedentes de conmociones.
Los investigadores hacen énfasis en la importancia de comprender cabalmente los riesgos de los impactos continuos a la cabeza para desarrollar medidas que permitan una participación más segura en el deporte, maximizando los beneficios del fútbol al tiempo que se minimizan los daños potenciales.
{Aunque los cabezazos en el fútbol suelen parecer inofensivos, se ha encontrado que incluso impactos aparentemente menores pueden acumular y resultar en daños cerebrales significativos a lo largo del tiempo.
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