Greta Thunberg, la conocida activista climática de 21 años, fue retirada por la fuerza por la policía sueca junto a decenas de manifestantes al bloquear las entradas del parlamento sueco. Este incidente, que marca un momento significativo en la lucha por la justicia climática, ocurrió cuando Thunberg y otros activistas se sentaron frente a las principales puertas del Riksdagen (parlamento sueco) en protesta por lo que describen como inacción política frente a la crisis climática. Este acto de desobediencia civil busca llamar la atención sobre la urgente necesidad de acciones concretas para combatir el cambio climático.
Desde el inicio de su campaña frente al parlamento sueco en 2018, Thunberg se ha convertido en el rostro del activismo climático juvenil, inspirando un movimiento global que exige cambios radicales en la política ambiental. La determinación de Thunberg y sus seguidores destaca la creciente frustración entre los jóvenes frente a la lentitud de los gobiernos para abordar los retos del cambio climático. Esta semana de protestas llega en un momento crítico, coincidiendo con la publicación del primer informe a nivel continental de la Agencia Europea de Medio Ambiente sobre los riesgos del cambio climático, que advierte sobre los impactos "catastróficos" de la inacción.

La respuesta de la policía sueca, levantando y arrastrando a Thunberg y a otros manifestantes lejos de las entradas del parlamento, subraya la tensión entre el derecho a protestar y la seguridad del espacio parlamentario. Este incidente no es aislado; Thunberg ha sido detenida o retirada por la fuerza en protestas en varios países, incluyendo Alemania, Noruega, y el Reino Unido, donde fue absuelta recientemente de cargos por obstruir la entrada a una conferencia petrolera.