La situación política en Guatemala se encuentra en un punto crítico debido al retraso en la investidura de Bernardo Arévalo de León, el presidente electo. La ceremonia, inicialmente programada para el domingo a las 3:00 p.m. hora local, ha sido postergada en medio de una disputa en el Congreso sobre las credenciales de los diputados electos. Este retraso ha generado una atmósfera de incertidumbre y tensión en el país, exacerbada por manifestaciones en las calles y una fuerte presencia policial alrededor del Congreso.
El Movimiento Semilla, partido de Arévalo, enfrenta desafíos legales y políticos que han complicado su reconocimiento oficial, obligando a sus 23 diputados a asumir como independientes. Esta situación debilita la posición del partido en el Congreso y plantea dudas sobre la capacidad de Arévalo para implementar su agenda de gobierno, centrada en la lucha contra la corrupción y la impunidad.
En el exterior del Congreso, la tensión es palpable. Manifestantes, muchos de ellos indígenas, han llegado a la capital para expresar su apoyo a Arévalo y exigir respeto por los resultados electorales. La policía ha respondido con medidas de control, incluyendo el uso de gas lacrimógeno, para contener a los manifestantes que intentan acercarse al Congreso.
La comunidad internacional ha mostrado su apoyo a Arévalo, con declaraciones de líderes y organizaciones como la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos, instando al Congreso a respetar el mandato constitucional y proceder con la investidura. Este respaldo internacional es crucial para Arévalo, quien ha denunciado intentos de socavar su presidencia por parte de sectores opuestos a su agenda reformista.