El caso de D.B. Cooper, uno de los enigmas criminales más perdurables de Estados Unidos, ha tomado un nuevo giro gracias a las revelaciones de Chanté y Rick McCoy III. Los hermanos sostienen que su padre, Richard McCoy Jr., fue el hombre conocido como D.B. Cooper, quien el 24 de noviembre de 1971 secuestró un avión de Northwest Orient Airlines bajo el nombre de Dan Cooper. Durante el secuestro, Cooper exigió un rescate de US$ 200,000 y cuatro paracaídas, y tras recibir el dinero y liberar a los pasajeros, saltó del avión en la región suroeste de Washington con el dinero.
Los hermanos McCoy encontraron un paracaídas en el cobertizo de su madre, Karen, fallecida en 2020, que ha sido descrito como una coincidencia extremadamente rara por Dan Gryder, un piloto retirado que ha dedicado años a investigar el caso. Este paracaídas coincide con el tipo modificado que fue preparado para Cooper por el paracaidista veterano Earl Cossey.
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El FBI, que cerró el caso oficialmente en 2016 después de 45 años de investigaciones infructuosas, ha decidido reabrirlo tras este descubrimiento. La agencia está ahora enfocada en encontrar una conexión de ADN entre el ADN de McCoy y el ADN encontrado en el avión secuestrado por Cooper. En 2023, agentes del FBI llevaron a cabo una búsqueda exhaustiva en la casa de la madre de los McCoy y tomaron posesión del paracaídas como evidencia.
Richard McCoy Jr., un ex piloto de helicóptero militar veterano de Vietnam, fue arrestado en 1972 por perpetrar un secuestro similar en Utah, donde se apoderó de US$ 500,000 y saltó del avión con cuatro paracaídas. Capturado por el FBI en 72 horas y condenado a 45 años de prisión, McCoy escapó en 1974 y murió en un tiroteo con agentes del FBI.
En 1980, se encontraron US$ 5,800 en billetes recuperados del rescate cerca de Vancouver, Washington, lo que mantuvo viva la especulación sobre el paradero del dinero y del propio Cooper. La familia McCoy no había presentado sus declaraciones anteriormente debido a temores de que su madre pudiera ser implicada en los crímenes.
La afirmación de los hermanos McCoy ha suscitado un renovado interés en el misterioso caso, que ha intrigado a investigadores y entusiastas durante más de cinco décadas. La conexión potencial entre el paracaídas encontrado y el secuestro podría constituir un paso crucial hacia la solución de uno de los enigmas más elusivos de la historia criminal estadounidense.