El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, fue confirmado muerto el 28 de septiembre de 2024 tras una serie de ataques aéreos israelíes en el suburbio de Dahiyeh en Beirut, ocurridos la noche anterior. Este ataque es un hito fundamental en el conflicto entre Israel y Hezbollah, que ha ido en aumento desde octubre de 2023.
Según el Ministerio de Salud de Líbano, los ataques del 27 de septiembre resultaron en al menos seis muertes y más de 90 heridos. Además, Israel realizó 140 ataques específicos en áreas consideradas como instalaciones de almacenamiento de armas y centros de comando de Hezbollah en Beirut. Las explosiones causaron daños significativos, destruyendo varios edificios residenciales con bombas de 2,000 libras.
Las consecuencias humanitarias han sido graves. Alrededor de 500,000 personas han sido desplazadas debido a los recientes combates en el sur de Líbano. En respuesta a la intensidad de los ataques, el Ministerio de Salud de Líbano ha ordenado la evacuación de hospitales en el suburbio de Dahiyeh.
La muerte de Nasrallah ha despertado temores de un conflicto regional más amplio. Funcionarios de Estados Unidos han mostrado su preocupación por la posibilidad de una guerra a gran escala entre Israel y Hezbollah. Ali Khamenei, el líder supremo de Irán, ha declarado su apoyo a Hezbollah, abriendo la puerta a una posible intervención iraní si la situación empeora.
Desde Israel, se ha afirmado que la cadena de mando de Hezbollah ha sido casi completamente desmantelada tras la muerte de varios de sus altos mandos. No obstante, el ejército israelí ha advertido que sus operaciones continuarán, y se están preparando para una posible invasión terrestre en el sur de Líbano.
Hezbollah, por su parte, ha prometido continuar su lucha contra Israel, describiendo a Nasrallah como un "mártir sagrado". La organización está evaluando su respuesta, la cual podría incluir represalias significativas en las próximas horas o días.