Salud

Investigadores Estiman que 400 Millones de Personas a Nivel Mundial Han Sufrido de Covid-19 Prolongado

El artículo de Nature Medicine titulado "Long COVID science, research and policy" examina la evidencia científica sobre el COVID prolongado, sus efectos en la salud pública y la economía, y sugiere un plan de investigación y políticas para enfrentar este desafío.

Salud

Investigadores Estiman que 400 Millones de Personas a Nivel Mundial Han Sufrido de Covid-19 Prolongado

El artículo de Nature Medicine titulado "Long COVID science, research and policy" examina la evidencia científica sobre el COVID prolongado, sus efectos en la salud pública y la economía, y sugiere un plan de investigación y políticas para enfrentar este desafío.

"El long COVID representa un desafío significativo para la salud pública y la economía global"

- Concluye el artículo de Nature Medicine.

9/8/2024

El COVID prolongado, conocido como long COVID, es un trastorno multisistémico que puede afectar casi todos los sistemas de órganos del cuerpo humano y resultar gravemente discapacitante. Se estima que alrededor de 400 millones de personas en todo el mundo están afectadas por esta condición, representando un impacto económico anual de aproximadamente US$ 1 billón, lo que equivale al 1% de la economía global.

Los mecanismos biológicos que contribuyen al desarrollo del long COVID incluyen la persistencia viral, la disregulación inmune, la disfunción mitocondrial, la inflamación endotelial y la disbiosis del microbioma. La variante Ómicron presenta un riesgo menor de causar long COVID en comparación con variantes anteriores como la Delta. Sin embargo, las reinfecciones aumentan la probabilidad de desarrollar esta afección.

En Estados Unidos, los datos del CDC revelan que en 2022, el 6.9% de los adultos y el 1.3% de los niños habían experimentado long COVID. Para marzo de 2024, la prevalencia en adultos se situó en un 6.7%. En el Reino Unido, el 2.9% de la población reportó tener long COVID en marzo de 2023.

El impacto del long COVID en la vida de los afectados es considerable, con más del 75% de los pacientes reportando un deterioro moderado o severo en su bienestar general. La demanda de atención médica está en aumento, ejerciendo presión sobre los sistemas de salud y prolongando los tiempos de espera para recibir tratamiento.

Desde una perspectiva económica, se proyecta que el long COVID podría costar a los países de la OCDE entre US$ 864 mil millones y US$ 1.04 billones anualmente. En EE. UU., el costo total estimado asciende a US$ 3.7 billones, considerando tanto la pérdida de calidad de vida como los costos asociados a la atención médica.

Las investigaciones han mostrado que el SARS-CoV-2 puede persistir en tejidos extrapulmonares, incluyendo el cerebro y las arterias coronarias. Asimismo, se han documentado respuestas inmunitarias anormales en personas con long COVID, como el agotamiento de células T y respuestas autoinmunitarias.

En cuanto a la prevención y el tratamiento, el uso de mascarillas y la mejora de la calidad del aire son intervenciones no farmacológicas que pueden reducir el riesgo de infección y, por ende, el riesgo de desarrollar long COVID. Las vacunas han demostrado una reducción del riesgo de long COVID en adultos, con porcentajes que oscilan entre el 15% y el 70%, con un promedio del 40%. Además, ciertos antivirales, como el nirmatrelvir, pueden disminuir el riesgo de long COVID si se administran durante la fase aguda de la infección.

El artículo de *Nature Medicine* subraya la urgencia de una respuesta de investigación y políticas coordinadas a nivel global para enfrentar los desafíos que plantea el long COVID. Se sugiere la necesidad de investigar más a fondo los mecanismos biológicos, desarrollar diagnósticos y tratamientos más eficientes, y evaluar los impactos a largo plazo del long COVID en la salud pública y la economía.

En conclusión, el long COVID es un desafío significativo que requiere una respuesta ambiciosa y coordinada para abordar sus múltiples facetas e impacto. El long COVID no solo afecta a los adultos, sino también a los niños, con un 1.3% de ellos en Estados Unidos que experimentaron esta afección en 2022, según datos del CDC.

Algo Curioso

"El long COVID representa un desafío significativo para la salud pública y la economía global"

- Concluye el artículo de Nature Medicine.

Aug 9, 2024
Colglobal News

El COVID prolongado, conocido como long COVID, es un trastorno multisistémico que puede afectar casi todos los sistemas de órganos del cuerpo humano y resultar gravemente discapacitante. Se estima que alrededor de 400 millones de personas en todo el mundo están afectadas por esta condición, representando un impacto económico anual de aproximadamente US$ 1 billón, lo que equivale al 1% de la economía global.

Los mecanismos biológicos que contribuyen al desarrollo del long COVID incluyen la persistencia viral, la disregulación inmune, la disfunción mitocondrial, la inflamación endotelial y la disbiosis del microbioma. La variante Ómicron presenta un riesgo menor de causar long COVID en comparación con variantes anteriores como la Delta. Sin embargo, las reinfecciones aumentan la probabilidad de desarrollar esta afección.

En Estados Unidos, los datos del CDC revelan que en 2022, el 6.9% de los adultos y el 1.3% de los niños habían experimentado long COVID. Para marzo de 2024, la prevalencia en adultos se situó en un 6.7%. En el Reino Unido, el 2.9% de la población reportó tener long COVID en marzo de 2023.

El impacto del long COVID en la vida de los afectados es considerable, con más del 75% de los pacientes reportando un deterioro moderado o severo en su bienestar general. La demanda de atención médica está en aumento, ejerciendo presión sobre los sistemas de salud y prolongando los tiempos de espera para recibir tratamiento.

Desde una perspectiva económica, se proyecta que el long COVID podría costar a los países de la OCDE entre US$ 864 mil millones y US$ 1.04 billones anualmente. En EE. UU., el costo total estimado asciende a US$ 3.7 billones, considerando tanto la pérdida de calidad de vida como los costos asociados a la atención médica.

Las investigaciones han mostrado que el SARS-CoV-2 puede persistir en tejidos extrapulmonares, incluyendo el cerebro y las arterias coronarias. Asimismo, se han documentado respuestas inmunitarias anormales en personas con long COVID, como el agotamiento de células T y respuestas autoinmunitarias.

En cuanto a la prevención y el tratamiento, el uso de mascarillas y la mejora de la calidad del aire son intervenciones no farmacológicas que pueden reducir el riesgo de infección y, por ende, el riesgo de desarrollar long COVID. Las vacunas han demostrado una reducción del riesgo de long COVID en adultos, con porcentajes que oscilan entre el 15% y el 70%, con un promedio del 40%. Además, ciertos antivirales, como el nirmatrelvir, pueden disminuir el riesgo de long COVID si se administran durante la fase aguda de la infección.

El artículo de *Nature Medicine* subraya la urgencia de una respuesta de investigación y políticas coordinadas a nivel global para enfrentar los desafíos que plantea el long COVID. Se sugiere la necesidad de investigar más a fondo los mecanismos biológicos, desarrollar diagnósticos y tratamientos más eficientes, y evaluar los impactos a largo plazo del long COVID en la salud pública y la economía.

En conclusión, el long COVID es un desafío significativo que requiere una respuesta ambiciosa y coordinada para abordar sus múltiples facetas e impacto. El long COVID no solo afecta a los adultos, sino también a los niños, con un 1.3% de ellos en Estados Unidos que experimentaron esta afección en 2022, según datos del CDC.

El COVID prolongado, conocido como long COVID, es un trastorno multisistémico que puede afectar casi todos los sistemas de órganos del cuerpo humano y resultar gravemente discapacitante. Se estima que alrededor de 400 millones de personas en todo el mundo están afectadas por esta condición, representando un impacto económico anual de aproximadamente US$ 1 billón, lo que equivale al 1% de la economía global.

Los mecanismos biológicos que contribuyen al desarrollo del long COVID incluyen la persistencia viral, la disregulación inmune, la disfunción mitocondrial, la inflamación endotelial y la disbiosis del microbioma. La variante Ómicron presenta un riesgo menor de causar long COVID en comparación con variantes anteriores como la Delta. Sin embargo, las reinfecciones aumentan la probabilidad de desarrollar esta afección.

En Estados Unidos, los datos del CDC revelan que en 2022, el 6.9% de los adultos y el 1.3% de los niños habían experimentado long COVID. Para marzo de 2024, la prevalencia en adultos se situó en un 6.7%. En el Reino Unido, el 2.9% de la población reportó tener long COVID en marzo de 2023.

El impacto del long COVID en la vida de los afectados es considerable, con más del 75% de los pacientes reportando un deterioro moderado o severo en su bienestar general. La demanda de atención médica está en aumento, ejerciendo presión sobre los sistemas de salud y prolongando los tiempos de espera para recibir tratamiento.

Desde una perspectiva económica, se proyecta que el long COVID podría costar a los países de la OCDE entre US$ 864 mil millones y US$ 1.04 billones anualmente. En EE. UU., el costo total estimado asciende a US$ 3.7 billones, considerando tanto la pérdida de calidad de vida como los costos asociados a la atención médica.

Las investigaciones han mostrado que el SARS-CoV-2 puede persistir en tejidos extrapulmonares, incluyendo el cerebro y las arterias coronarias. Asimismo, se han documentado respuestas inmunitarias anormales en personas con long COVID, como el agotamiento de células T y respuestas autoinmunitarias.

En cuanto a la prevención y el tratamiento, el uso de mascarillas y la mejora de la calidad del aire son intervenciones no farmacológicas que pueden reducir el riesgo de infección y, por ende, el riesgo de desarrollar long COVID. Las vacunas han demostrado una reducción del riesgo de long COVID en adultos, con porcentajes que oscilan entre el 15% y el 70%, con un promedio del 40%. Además, ciertos antivirales, como el nirmatrelvir, pueden disminuir el riesgo de long COVID si se administran durante la fase aguda de la infección.

El artículo de *Nature Medicine* subraya la urgencia de una respuesta de investigación y políticas coordinadas a nivel global para enfrentar los desafíos que plantea el long COVID. Se sugiere la necesidad de investigar más a fondo los mecanismos biológicos, desarrollar diagnósticos y tratamientos más eficientes, y evaluar los impactos a largo plazo del long COVID en la salud pública y la economía.

En conclusión, el long COVID es un desafío significativo que requiere una respuesta ambiciosa y coordinada para abordar sus múltiples facetas e impacto. El long COVID no solo afecta a los adultos, sino también a los niños, con un 1.3% de ellos en Estados Unidos que experimentaron esta afección en 2022, según datos del CDC.

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