Un reciente estudio revela que acostarse antes de la 1 a.m. puede ser crucial para el bienestar mental. La investigación, encabezada por C. Blume y publicada en ScienceDirect, utilizó datos de 73,888 adultos del UK Biobank, una amplia base de datos biológica del Reino Unido. Los hallazgos muestran que los adultos que mantienen hábitos de sueño más tempranos tienen una mejor salud mental en comparación con aquellos que se acuestan más tarde.
El estudio señala que ir a dormir después de la 1 a.m. se asocia con un incremento en la incidencia de trastornos como la depresión y la ansiedad. Esta conclusión es consistente con otros documentos recientes, como el publicado por Tracy Swartz en el New York Post, que también vincula los horarios de sueño tardíos con problemas significativos en la salud mental.
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La situación es alarmante si se considera que una gran porción de la población mantiene hábitos de sueño tardíos. Los datos indican que los trastornos de salud mental derivados de acostarse tarde afectan a individuos de diversas edades y estilos de vida, sin diferenciación por cronotipo. Esto implica un riesgo universal y refuerza la necesidad de crear conciencia sobre hábitos de sueño saludables.
A pesar de la robustez de los datos y la claridad de las conclusiones, es importante destacar que los expertos sugieren estrategias para mitigar estos efectos negativos. Según el análisis publicado en HuffPost Life por Jillian Wilson, incorporar prácticas como la higiene del sueño, la restricción de luz azul antes de dormir y la creación de rutinas nocturnas puede ayudar a mejorar notablemente la calidad del sueño y, por ende, la salud mental. La relación entre el sueño y la salud mental ha sido objeto de estudio durante décadas, pero este análisis de una amplia base de datos del UK Biobank proporciona una de las evidencias más contundentes hasta la fecha sobre la importancia de los horarios de sueño específicos.