El ejército israelí confirmó que Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah, fue asesinado en un ataque aéreo en Dahieh, un suburbio al sur de Beirut. El teniente coronel Nadav Shoshani comunicó oficialmente la noticia a través de un mensaje en X (anteriormente Twitter).
Nasrallah fue el objetivo principal de un ataque aéreo con aviones F15I, equipados con bombas penetrantes. Durante el operativo, también murió Ali Karki, comandante del frente sur de Hezbollah, junto con otros altos mandos del grupo. El ataque se llevó a cabo en la sede central de Hezbollah, ubicada bajo varios edificios residenciales en Dahieh.
Estas acciones resultaron en la muerte de al menos seis personas, según informó el Ministerio de Salud del Líbano, y dejaron 91 heridos. Además, la ofensiva destruyó seis edificios de apartamentos, causando un impacto significativo en la infraestructura local.
Ante la creciente escalada de tensiones con Hezbollah, Israel había estado en alerta, movilizando tres batallones de reservistas. Esta preparación precedió al ataque que resultó en la muerte de Nasrallah. Hasta el momento, Hezbollah no ha emitido un comunicado oficial sobre la muerte de su líder, aunque se ha reportado la pérdida total de contacto con él desde el ataque.
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En respuesta a este evento, Irán, aliado cercano de Hezbollah, tomó medidas de seguridad adicionales, trasladando a su líder supremo, Ali Khamenei, a un lugar seguro dentro del país. Irán permanece en contacto constante con Hezbollah para coordinar los próximos pasos tras la muerte de Nasrallah.
La eliminación de Nasrallah representa un golpe significativo para Hezbollah, que ya estaba bajo intensa presión debido a los constantes ataques israelíes en los últimos meses. Estos ataques han dejado más de 700 muertos y han desplazado a aproximadamente 118,000 personas en Líbano, exacerbando la crisis humanitaria en la región.
El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, afirmó que "la eliminación de Nasrallah no es el final de nuestras operaciones contra Hezbollah", insinuando que Israel planea continuar con sus ofensivas. La muerte de Nasrallah podría alterar el equilibrio de poder en la región, dado su papel crucial en la resistencia contra Israel y su influencia como figura clave y aliado de Irán.
Este evento marca un punto crítico en el conflicto entre Israel y Hezbollah, con amplias implicaciones para la estabilidad y la dinámica política y militar en el Líbano y la región en general.