Israel ha lanzado 61 misiles en menos de cinco horas en una ofensiva aérea sobre Siria, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los ataques, ocurridos entre la noche del 14 y la madrugada del 15 de diciembre de 2024, se centraron en instalaciones militares, depósitos de armas y activos navales.
Entre los objetivos alcanzados están sitios vinculados al programa de misiles y armas químicas del régimen de Bashar al-Assad y la fuerza naval siria en el puerto de Latakia, la cual quedó prácticamente destruida. Este ataque ha dejado al régimen de Assad con una merma significativa, habiéndose destruido hasta el 70% de sus capacidades militares, de acuerdo con diversos reportes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, defendió la expansión de los asentamientos en los Altos del Golán ocupados, justificándola como una medida vital en el contexto del conflicto en Siria. Por su parte, Israel Katz, ministro de Defensa de Israel, subrayó la importancia de mantener las tropas israelíes en el Monte Hermón durante el invierno para conservar posiciones estratégicas en la zona de amortiguamiento con Siria.
Desde el lado sirio, Abu Mohammed al-Jolani, líder del grupo rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS), declaró que su organización no busca conflicto con Israel y criticó los ataques israelíes por ser excusas para una intervención mayor. Al-Jolani hizo hincapié en que la prioridad debe ser la reconstrucción y estabilidad de Siria.
El secretario general de la ONU, António Guterres, mostró su preocupación ante las violaciones a la integridad territorial de Siria, instando a Israel a retirarse de la zona desmilitarizada. Además, países europeos como Francia, Alemania y España se unieron a este llamado, denunciando las violaciones a la soberanía siria.
La reciente ofensiva israelí ha generado inquietud entre diplomáticos y funcionarios internacionales sobre la posibilidad de una ocupación prolongada de territorio sirio por parte de Israel. La magnitud de esta campaña ha tomado por sorpresa a muchos observadores, quienes esperaban ataques más limitados a sitios específicos de armas químicas y misiles.
En medio de estas tensiones, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, ha estado finalizando conversaciones con aliados regionales en Jordania, Turquía e Irak, enfocándose en el futuro de Siria tras la caída del régimen de Assad. Blinken confirmó que ha habido contactos entre la administración Biden y HTS, aunque no se divulgaron detalles específicos. El puerto de Latakia, uno de los objetivos de los ataques israelíes, es el principal puerto comercial de Siria y un punto estratégico para las rutas de suministro marítimo del país.