La decisión de Israel de retirar sus tropas terrestres del sur de Gaza, específicamente de Khan Younis, se produce tras meses de intensos combates en esta región. El Ejército israelí sostiene que este movimiento responde a la necesidad de reorganizarse y prepararse para futuras operaciones. Aunque esta acción ha sido interpretada por algunos como una posible señal de desescalada, expertos sugieren que podría ser un preludio de una estrategia más amplia, posiblemente enfocada en la ciudad de Rafah, donde la situación sigue siendo volátil y crítica.
Las fuerzas israelíes, tras cumplir su misión en Khan Younis, donde desmantelaron la infraestructura militar de Hamas, indican una posible recalibración de sus operaciones militares. Este repliegue se ha llevado a cabo mientras las delegaciones de Hamas e Israel se dirigen a El Cairo para una nueva ronda de conversaciones, intentando negociar un segundo acuerdo de tregua y la liberación de rehenes, tras meses de un conflicto que ha dejado un rastro devastador.
La presencia militar en Gaza se ha reducido a niveles bajos, con solo una brigada y una división acorazada restantes, lo que indica un cambio significativo en la dinámica del conflicto. Este desarrollo ha generado especulaciones sobre las futuras acciones militares de Israel, particularmente en relación con Rafah, una zona crítica que ha sido el centro de mucha discusión y planificación estratégica.
La retirada también se produce en un contexto de presión internacional creciente, especialmente de Estados Unidos, que ha instado a una desescalada y a un enfoque más humanitario en el manejo del conflicto. Las negociaciones en El Cairo, que buscan establecer un marco para un alto el fuego duradero y la resolución de cuestiones críticas como la liberación de rehenes, son ahora más cruciales que nunca, con la comunidad internacional observando de cerca.