Mundo

Japón desplegará misiles de largo alcance capaces de alcanzar China y Corea del Norte en medio de crecientes tensiones regionales

Japón ha anunciado su intención de instalar misiles de largo alcance con un alcance de 1,000 km en la región sur de Kyushu, específicamente en Camp Yufuin en Oita y Camp Kengun en Kumamoto. El despliegue responde a las preocupaciones sobre las posturas de seguridad internacionales y estará operativo el próximo año.

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Japón desplegará misiles de largo alcance capaces de alcanzar China y Corea del Norte en medio de crecientes tensiones regionales

Japón ha anunciado su intención de instalar misiles de largo alcance con un alcance de 1,000 km en la región sur de Kyushu, específicamente en Camp Yufuin en Oita y Camp Kengun en Kumamoto. El despliegue responde a las preocupaciones sobre las posturas de seguridad internacionales y estará operativo el próximo año.

“Dado el aumento de la amenaza de China y Corea del Norte, es natural que Japón busque contrarrestar esto con sistemas de armas más efectivos”

– Afirmó Yoichi Shimada, profesor emérito de la Universidad Prefectural de Fukui.

18/3/2025

Japón ha puesto en marcha un plan para instalar misiles de largo alcance en su isla de Kyushu, como parte de su esfuerzo por fortalecer las capacidades defensivas en medio de tensiones geopolíticas en la región de Asia-Pacífico. Con un alcance estimado de 1,000 kilómetros, estos misiles tendrán capacidad para alcanzar objetivos en las costas de Corea del Norte y China. El despliegue está previsto para materializarse en 2024 en dos bases militares: Camp Yufuin, ubicado en la prefectura de Oita, y Camp Kengun, en Kumamoto. Estas bases ya poseen infraestructura destinada a sistemas de misiles.

La decisión refleja un cambio en la política militar del país, orientada a desarrollar capacidades de "contraataque" para responder ante potenciales agresiones. Sin embargo, Japón ha decidido no incluir a Okinawa en este despliegue; esta isla, situada a solo 110 kilómetros de Taiwán, ya alberga baterías de misiles de menor alcance, y el país optó por evitar pasos que puedan ser interpretados como una provocación directa hacia China en este punto geográfico tan estratégico.

Estas medidas surgen en el contexto de una creciente inquietud por la política de seguridad de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. El presidente estadounidense expresó el 6 de marzo que considera el tratado de seguridad bilateral firmado en 1951 como un acuerdo no recíproco, lo que ha puesto en duda el compromiso estadounidense con Japón en caso de conflictos regionales. Este tratado fue establecido cuando Japón permanecía bajo ocupación estadounidense y, junto con el artículo 9 de la constitución japonesa, limita las capacidades militares ofensivas del país.

La nueva serie de misiles que Japón está incorporando son versiones avanzadas de los misiles guiados Tipo-12 de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón. La ampliación de estas capacidades es calificada por expertos como una respuesta lógica a las amenazas emergentes en la región. Yoichi Shimada, profesor emérito de la Universidad Prefectural de Fukui, ha subrayado que este movimiento podría fortalecer las relaciones entre Tokio y Washington al demostrar un esfuerzo independiente de Japón por reforzar su defensa.

Por otro lado, Robert Dujarric, de la Universidad de Temple en Tokio, planteó una visión menos optimista al asegurar que la alianza entre Estados Unidos y Japón atraviesa un momento de vulnerabilidad, al punto que, según él, no hay garantías de que Washington intervenga en caso de un ataque contra Japón. Este panorama ha llevado a algunos sectores en Japón a reevaluar estrategias de defensa a largo plazo, incluyendo un potencial debate sobre la adquisición de armas nucleares, un tema antes tabú en la política del país.

En última instancia, este despliegue de misiles es una pieza más en la adaptación militar que Japón lleva a cabo frente a un panorama geopolítico que está en constante cambio y donde las tensiones con Corea del Norte y China parecen no menguar. La medida también pone en evidencia cómo Japón busca equilibrar su pacifismo constitucional con una necesidad imperante de aumentar su independencia en términos de defensa, mientras gestiona una relación compleja con su principal aliado, Estados Unidos.

El artículo 9 de la constitución japonesa, también conocido como la cláusula pacifista, fue establecido después de la Segunda Guerra Mundial y prohíbe a Japón mantener fuerzas armadas con capacidad de guerra ofensiva. Sin embargo, la realidad geopolítica ha llevado al país a reinterpretar este artículo para reforzar su defensa frente a amenazas modernas.

Algo Curioso

“Dado el aumento de la amenaza de China y Corea del Norte, es natural que Japón busque contrarrestar esto con sistemas de armas más efectivos”

– Afirmó Yoichi Shimada, profesor emérito de la Universidad Prefectural de Fukui.

Mar 18, 2025
Colglobal News

Japón ha puesto en marcha un plan para instalar misiles de largo alcance en su isla de Kyushu, como parte de su esfuerzo por fortalecer las capacidades defensivas en medio de tensiones geopolíticas en la región de Asia-Pacífico. Con un alcance estimado de 1,000 kilómetros, estos misiles tendrán capacidad para alcanzar objetivos en las costas de Corea del Norte y China. El despliegue está previsto para materializarse en 2024 en dos bases militares: Camp Yufuin, ubicado en la prefectura de Oita, y Camp Kengun, en Kumamoto. Estas bases ya poseen infraestructura destinada a sistemas de misiles.

La decisión refleja un cambio en la política militar del país, orientada a desarrollar capacidades de "contraataque" para responder ante potenciales agresiones. Sin embargo, Japón ha decidido no incluir a Okinawa en este despliegue; esta isla, situada a solo 110 kilómetros de Taiwán, ya alberga baterías de misiles de menor alcance, y el país optó por evitar pasos que puedan ser interpretados como una provocación directa hacia China en este punto geográfico tan estratégico.

Estas medidas surgen en el contexto de una creciente inquietud por la política de seguridad de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. El presidente estadounidense expresó el 6 de marzo que considera el tratado de seguridad bilateral firmado en 1951 como un acuerdo no recíproco, lo que ha puesto en duda el compromiso estadounidense con Japón en caso de conflictos regionales. Este tratado fue establecido cuando Japón permanecía bajo ocupación estadounidense y, junto con el artículo 9 de la constitución japonesa, limita las capacidades militares ofensivas del país.

La nueva serie de misiles que Japón está incorporando son versiones avanzadas de los misiles guiados Tipo-12 de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón. La ampliación de estas capacidades es calificada por expertos como una respuesta lógica a las amenazas emergentes en la región. Yoichi Shimada, profesor emérito de la Universidad Prefectural de Fukui, ha subrayado que este movimiento podría fortalecer las relaciones entre Tokio y Washington al demostrar un esfuerzo independiente de Japón por reforzar su defensa.

Por otro lado, Robert Dujarric, de la Universidad de Temple en Tokio, planteó una visión menos optimista al asegurar que la alianza entre Estados Unidos y Japón atraviesa un momento de vulnerabilidad, al punto que, según él, no hay garantías de que Washington intervenga en caso de un ataque contra Japón. Este panorama ha llevado a algunos sectores en Japón a reevaluar estrategias de defensa a largo plazo, incluyendo un potencial debate sobre la adquisición de armas nucleares, un tema antes tabú en la política del país.

En última instancia, este despliegue de misiles es una pieza más en la adaptación militar que Japón lleva a cabo frente a un panorama geopolítico que está en constante cambio y donde las tensiones con Corea del Norte y China parecen no menguar. La medida también pone en evidencia cómo Japón busca equilibrar su pacifismo constitucional con una necesidad imperante de aumentar su independencia en términos de defensa, mientras gestiona una relación compleja con su principal aliado, Estados Unidos.

El artículo 9 de la constitución japonesa, también conocido como la cláusula pacifista, fue establecido después de la Segunda Guerra Mundial y prohíbe a Japón mantener fuerzas armadas con capacidad de guerra ofensiva. Sin embargo, la realidad geopolítica ha llevado al país a reinterpretar este artículo para reforzar su defensa frente a amenazas modernas.

Japón ha puesto en marcha un plan para instalar misiles de largo alcance en su isla de Kyushu, como parte de su esfuerzo por fortalecer las capacidades defensivas en medio de tensiones geopolíticas en la región de Asia-Pacífico. Con un alcance estimado de 1,000 kilómetros, estos misiles tendrán capacidad para alcanzar objetivos en las costas de Corea del Norte y China. El despliegue está previsto para materializarse en 2024 en dos bases militares: Camp Yufuin, ubicado en la prefectura de Oita, y Camp Kengun, en Kumamoto. Estas bases ya poseen infraestructura destinada a sistemas de misiles.

La decisión refleja un cambio en la política militar del país, orientada a desarrollar capacidades de "contraataque" para responder ante potenciales agresiones. Sin embargo, Japón ha decidido no incluir a Okinawa en este despliegue; esta isla, situada a solo 110 kilómetros de Taiwán, ya alberga baterías de misiles de menor alcance, y el país optó por evitar pasos que puedan ser interpretados como una provocación directa hacia China en este punto geográfico tan estratégico.

Estas medidas surgen en el contexto de una creciente inquietud por la política de seguridad de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. El presidente estadounidense expresó el 6 de marzo que considera el tratado de seguridad bilateral firmado en 1951 como un acuerdo no recíproco, lo que ha puesto en duda el compromiso estadounidense con Japón en caso de conflictos regionales. Este tratado fue establecido cuando Japón permanecía bajo ocupación estadounidense y, junto con el artículo 9 de la constitución japonesa, limita las capacidades militares ofensivas del país.

La nueva serie de misiles que Japón está incorporando son versiones avanzadas de los misiles guiados Tipo-12 de la Fuerza Terrestre de Autodefensa de Japón. La ampliación de estas capacidades es calificada por expertos como una respuesta lógica a las amenazas emergentes en la región. Yoichi Shimada, profesor emérito de la Universidad Prefectural de Fukui, ha subrayado que este movimiento podría fortalecer las relaciones entre Tokio y Washington al demostrar un esfuerzo independiente de Japón por reforzar su defensa.

Por otro lado, Robert Dujarric, de la Universidad de Temple en Tokio, planteó una visión menos optimista al asegurar que la alianza entre Estados Unidos y Japón atraviesa un momento de vulnerabilidad, al punto que, según él, no hay garantías de que Washington intervenga en caso de un ataque contra Japón. Este panorama ha llevado a algunos sectores en Japón a reevaluar estrategias de defensa a largo plazo, incluyendo un potencial debate sobre la adquisición de armas nucleares, un tema antes tabú en la política del país.

En última instancia, este despliegue de misiles es una pieza más en la adaptación militar que Japón lleva a cabo frente a un panorama geopolítico que está en constante cambio y donde las tensiones con Corea del Norte y China parecen no menguar. La medida también pone en evidencia cómo Japón busca equilibrar su pacifismo constitucional con una necesidad imperante de aumentar su independencia en términos de defensa, mientras gestiona una relación compleja con su principal aliado, Estados Unidos.

El artículo 9 de la constitución japonesa, también conocido como la cláusula pacifista, fue establecido después de la Segunda Guerra Mundial y prohíbe a Japón mantener fuerzas armadas con capacidad de guerra ofensiva. Sin embargo, la realidad geopolítica ha llevado al país a reinterpretar este artículo para reforzar su defensa frente a amenazas modernas.

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