Hace cincuenta años, un grupo de ocho estadounidenses emprendió una expedición para escalar el Aconcagua, una de las montañas más imponentes del mundo. La aventura pronto se tornó trágica con la muerte de dos escaladores, cuyos cuerpos fueron abandonados en la montaña. Ahora, décadas después, una cámara perteneciente a uno de los escaladores fallecidos ha emergido de un glaciar en retroceso cerca de la cumbre, arrojando luz sobre uno de los misterios más perdurables del montañismo.
La historia, narrada por John Branch y documentada en video por Emily Rhyne, se basa en entrevistas con docenas de personas, revisión de miles de documentos y múltiples viajes de reportaje, incluyendo dos a Argentina. La cámara, un modelo Nikomat de 35 milímetros, fue descubierta por dos porteadores que preparaban una expedición en el Glaciar Polaco, en la cima del Aconcagua. El hallazgo fue sorprendente: la cámara, con su lente roto y un carrete con 24 fotografías tomadas, llevaba el nombre de Janet Johnson, una maestra de escuela de Colorado, y una dirección en Estados Unidos.
El descubrimiento de la cámara no fue el único hallazgo en el glaciar. Junto a ella se encontraron otros objetos y restos humanos, incluyendo un brazo izquierdo con un reloj Rado de plata, un paquete desgarrado y pertenencias dispersas. Estos elementos, revelados por el cambio climático y el azar, han dado nueva vida a una leyenda largamente olvidada.
La expedición original, compuesta principalmente por miembros del club de montañismo Mazamas, fue liderada por Carmie Dafoe, un abogado de Portland. Entre los miembros destacados estaban Janet Johnson, una maestra y experimentada montañista de Denver, y John Cooper, un ingeniero de la NASA. La expedición enfrentó dificultades desde el principio, con problemas de salud y desacuerdos entre los miembros. La tragedia ocurrió cuando, durante el ascenso final, Cooper decidió regresar solo al campamento base, pero nunca llegó. Johnson también desapareció poco después.
El misterio de sus muertes ha sido objeto de especulaciones y rumores durante décadas. Las circunstancias exactas siguen siendo desconocidas, pero el hallazgo de la cámara y otros objetos ha reavivado el interés en este enigma de la montaña.