En las recientes elecciones estatales celebradas en Alemania, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) ha logrado un éxito histórico, consolidándose como una fuerza dominante en varios estados clave. Este avance ha marcado un punto de inflexión en el escenario político alemán.
En Turingia, el AfD obtuvo entre el 32 y el 33% de los votos, asegurándose 32 de los 88 escaños del parlamento estatal. Esto representa un incremento significativo para el partido. En contraste, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) logró aproximadamente el 24% de los votos, asegurando 23 escaños. Los partidos del gobierno nacional, como los Socialdemócratas (SPD), los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP), registraron un apoyo significativamente menor. El SPD solo consiguió seis escaños, y los Verdes y el FDP quedaron sin representación.
La situación en Sajonia fue similarmente destacada. El CDU ganó con un 31.7% de los votos, obteniendo 42 escaños, seguido muy de cerca por el AfD, que obtuvo entre el 30.6% y el 31.4% de los votos, resultando en 41 escaños. Un nuevo partido, el BSW liderado por Sahra Wagenknecht, logró hacerse con 15 escaños, marcando su entrada en la escena política.
Con estos resultados, el AfD se convierte en el primer partido de extrema derecha en ganar una elección estatal en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, su líder en Turingia, Björn Höcke, ha sido una figura controvertida. Höcke ha enfrentado sanciones por el uso de eslóganes nazis, aunque él niega haberlo hecho intencionalmente.
Las reacciones al éxito del AfD no se han hecho esperar. El canciller alemán, Olaf Scholz, describió los resultados como "amargos" y advirtió sobre el impacto negativo del AfD en la economía y la cohesión social de Alemania. Pese a su ascenso, el AfD enfrenta obstáculos para formar un gobierno, ya que otros partidos han excluido cualquier posibilidad de coalición con ellos.
El crecimiento del AfD ha sido impulsado por varios factores, entre ellos la creciente insatisfacción con el gobierno nacional liderado por luchas internas y una postura débil sobre la inmigración. Este sentimiento fue exacerbado por un reciente ataque en Solingen, donde un sospechoso sirio fue arrestado por el asesinato de tres personas, avivando el debate sobre la inmigración y seguridad.
Mirando hacia el futuro, se espera que el AfD mantenga su impulso en las próximas elecciones, con la atención puesta en Brandeburgo, que votará el 22 de septiembre. Las encuestas actuales indican que el AfD podría también liderar en este estado.
Estos resultados reflejan una evidente polarización política en Alemania, especialmente entre las regiones del este y oeste, planteando interrogantes sobre la estabilidad y futuro del sistema político del país. El AfD es el primer partido de extrema derecha en ganar una elección estatal en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial, un hito significativo en la historia política contemporánea del país.