La sanción impuesta por la Comisión Europea a Apple asciende a 1.8 mil millones de euros, siendo esta la primera vez que el gigante tecnológico enfrenta una multa por parte de este organismo regulador europeo y constituyéndose como la tercera multa antimonopolio más grande hasta la fecha, solo superada por las impuestas a Google por su buscador de compras y su software móvil Android. La infracción se centra en las restricciones aplicadas por Apple dentro de su App Store, que impidieron a los desarrolladores de aplicaciones de música streaming, como Spotify, informar a los usuarios de iPhone sobre alternativas de pago más económicas fuera de la tienda de aplicaciones de Apple.
La Comisión Europea calificó estas "provisiones anti-dirección" como condiciones comerciales injustas que violan las reglas antimonopolio, argumentando que no son ni necesarias ni proporcionadas para proteger los intereses comerciales de Apple. Esta conducta también tuvo un impacto negativo en los clientes, quienes no pudieron tomar decisiones informadas y efectivas sobre dónde comprar sus suscripciones de música, degradando así la experiencia del usuario con una "búsqueda engorrosa" para encontrar ofertas fuera de la aplicación.
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Como resultado de esta decisión, Apple ahora deberá eliminar los términos que impiden a los desarrolladores informar a los usuarios sobre otros métodos de suscripción. El tamaño de la multa deriva de una suma global que la Comisión agregó como "necesaria para lograr la disuasión". La Comisión expresó que "una parte significativa del daño causado por la infracción consiste en daños no monetarios, que no pueden ser debidamente contabilizados" bajo las reglas habituales.
Apple anunció su intención de apelar la decisión, argumentando en una publicación de blog del lunes que se tomó "a pesar de que la Comisión no logró descubrir ninguna evidencia creíble de daño al consumidor, e ignora las realidades de un mercado que está prosperando, competitivo y creciendo rápidamente". La compañía acusó a Spotify, con sede en Suecia, de haber presionado a la Comisión, señalando que la firma se había reunido con la Comisión "más de 65 veces durante esta investigación".