Los legisladores georgianos han seleccionado a Mikheil Kavelashvili, miembro del partido gobernante Georgian Dream y conocido por sus posturas antioccidentales, como el próximo presidente del país. La votación, que tuvo lugar el 14 de diciembre de 2024, se efectuó en un colegio electoral compuesto por 225 miembros, de los cuales 224 emitieron sus votos a favor de Kavelashvili, siendo el único candidato nominado. Un voto en contra fue registrado, aunque no se especifica su procedencia. Mikheil Kavelashvili, antes de entrar en la política, fue reconocido como un destacado futbolista en Georgia y jugó para varios clubes en Europa, incluyendo FC Zürich y Spartak Moscú.
Crece la tensión en el país tras la decisión del gobierno, anunciada el 28 de noviembre de 2024, de suspender las negociaciones de adhesión a la Unión Europea (UE) hasta el año 2028, decisión que provocó masivas protestas en la nación que aspira mayoritariamente a formar parte del bloque europeo. Más del 80% de la población georgiana apoya la membresía en la UE, y el anuncio ha exacerbado el descontento. Desde el inicio de las protestas, se han detenido a más de 460 personas, y se han reportado más de 150 oficiales heridos en enfrentamientos con manifestantes. Las autoridades han empleado cañones de agua, gas lacrimógeno y otras tácticas de dispersión durante las manifestaciones.
La presidenta saliente, Salome Zourabichvili, quien ha sido una firme defensora de los lazos con Occidente, denunció la elección de Kavelashvili como una "burla a la democracia". Zourabichvili ha manifestado su intención de mantenerse en su cargo, alegando que el parlamento actual es ilegítimo debido a las elecciones de octubre, que según la oposición fueron manipuladas. En dichas elecciones, el partido gobernante obtuvo aproximadamente el 54% de los votos, resultados que la oposición ha rechazado.
El primer ministro Irakli Kobakhidze, en contraste, defendió el proceso electoral, acusando a Zourabichvili de actuar en contra de los intereses del país y afirmando que las instituciones georgianas son lo suficientemente fuertes para superar la actual crisis.
Kavelashvili, de 53 años, ha sido uno de los arquitectos de la controvertida ley sobre "agentes extranjeros", que obliga a las organizaciones que reciben más del 20% de su financiación del extranjero a registrarse como agentes de influencia extranjera, una medida criticada por su semejanza con las leyes implementadas en Rusia.
La elección de Kavelashvili y su postura pro-Rusia han suscitado preocupaciones en Occidente sobre el potencial giro autoritario del gobierno y el futuro de la democracia en Georgia, así como su camino hacia la integración europea. La situación en Georgia continua siendo delicada mientras el país se prepara para la inauguración de Kavelashvili el 29 de diciembre de 2024.