Las elecciones federales celebradas en Canadá el 28 de abril de 2025 resultaron en una victoria significativa para el Partido Liberal, que bajo el liderazgo de Mark Carney obtuvo el 54.1% de los votos y 143 escaños en la Cámara de los Comunes, en un proceso donde participaron 8,560,882 votantes y se disputaron 343 escaños parlamentarios. A pesar de estos resultados, el partido no logró alcanzar los 172 escaños requeridos para la mayoría absoluta.
El Partido Conservador, encabezado por Pierre Poilievre, quedó en segundo lugar con 41.2% de los votos y 130 escaños. Este resultado estuvo acompañado de la sorpresiva pérdida del propio escaño de Poilievre, quien había ocupado su puesto desde 2004, abriendo un escenario incierto para la dirigencia del partido.
Mientras tanto, el Partido Nuevo Demócrata (NDP), bajo el liderazgo de Jagmeet Singh, sufrió el peor desempeño de su historia, obteniendo solo 12 escaños y 2.5% de los votos. Tras no ser reelegido, Singh anunció su renuncia al frente del partido, además de que el NDP quedó sin el estatus de partido oficial al no superar el umbral mínimo de escaños requerido.
Estos comicios estuvieron marcados por el clima político generado en gran medida por la retórica beligerante del presidente estadounidense Donald Trump, quien durante la campaña sugirió la posibilidad de anexar Canadá como el 51º estado de Estados Unidos. Estas declaraciones reforzaron un clima de tensión en el electorado canadiense y generaron un elevado grado de movilización, principalmente a favor del voto liberal y de unidad nacional.
Por primera vez en casi siete décadas, los dos principales partidos —Liberales y Conservadores— superaron conjuntamente el 80% de los sufragios emitidos, reflejando el colapso de agrupaciones menores y consolidando el sistema bipartidista en el país.
El ascenso de Mark Carney, quien tomó las riendas del Partido Liberal tras la renuncia de Justin Trudeau, fue determinante en la campaña. En su discurso de victoria, Carney reiteró sus críticas a Trump, subrayando la necesidad de defender la soberanía canadiense ante presiones externas.
La renovada Cámara de los Comunes queda fragmentada, por lo que los Liberales necesitarán forjar alianzas para gobernar en un contexto parlamentario sin mayorías claras, mientras la política canadiense enfrenta nuevos desafíos internos y externos tras la reconfiguración de su mapa político.