En agosto de 2024, el Desierto del Sahara presenció un evento meteorológico inusitado: lluvias significativas que alcanzaron un 500% por encima de lo normal proyectado para septiembre en ciertas regiones. Estas precipitaciones se atribuyen a un desplazamiento poco usual de la Zona de Convergencia Intertropical (ITCZ) hacia el norte.
Las precipitaciones, que podrían superar los 25 mm (1 pulgada), son equivalentes a la acumulación de lluvia esperada para un período de 5 a 10 años. Las áreas más afectadas por este fenómeno meteorológico son Argelia, Malí, Libia y Níger.
Estas lluvias, extremadamente raras y que ocurren menos de una vez por década, han influido directamente en la temporada de huracanes del Atlántico. Contrario a las previsiones de alta actividad ciclónica, la temporada de huracanes de 2024 ha sido sorprendentemente tranquila, con solo un huracán significativo, Beryl, que alcanzó la categoría 5 en julio.
A pesar de que las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico son superiores a las habituales, favorables para la formación de tormentas, la lluvia en el Sahara ha disminuido la formación de ondas tropicales que pueden evolucionar en huracanes. El cambio de los patrones climáticos se atribuye al desplazamiento más al norte del ITCZ, que ha generado precipitaciones inusuales y alterado la formación de sistemas tropicales.
Se espera que el Sahara experimente anomalías de precipitación significativas, con algunas áreas alcanzando hasta un 1000% de la precipitación normal en los días subsiguientes. Este acontecimiento no solo destaca por su rareza, sino también podría señalar ajustes en el sistema climático global.
Los meteorólogos advierten que, aunque la temporada de huracanes ha sido tranquila hasta el momento, la formación de nuevas tormentas podría alterar rápidamente esta situación.
Con estos eventos excepcionales, la comunidad científica sigue atenta, analizando cómo estos patrones pueden influir en el clima a largo plazo y qué otros cambios podrían derivarse de estas condiciones meteorológicas inusuales. Estas lluvias en el Sahara, consideradas extremadamente raras, podrían proporcionar datos valiosos para entender mejor las fluctuaciones climáticas y sus impactos globales.