Andrew y Tristan Tate, conocidos influencers y empresarios británico-estadounidenses, aterrizaron el pasado jueves en el Aeropuerto Internacional de Fort Lauderdale-Hollywood alrededor de las 11:00 a. m., tras haber abordado un jet privado desde Rumania en la madrugada, según información proporcionada por su abogado, Joseph McBride. Los hermanos habían permanecido detenidos en dicho país durante dos años mientras eran objeto de diversas investigaciones judiciales.
Su partida de Rumania ha generado un intenso debate y especulaciones sobre la supuesta intervención de la administración Trump. Andrew Tate, quien ha mostrado apoyo abierto a Donald Trump, publicó en la plataforma X (anteriormente Twitter): “Los Tate serán libres, Trump es el presidente. Los buenos viejos tiempos han vuelto”. Sin embargo, tanto el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rumania como el primer ministro Marcel Ciolacu rechazaron haber recibido presiones del gobierno estadounidense para levantar las restricciones de viaje impuestas a los hermanos.
En su declaración, el Ministerio de Asuntos Exteriores rumano señaló que "en Rumania, el poder judicial opera de forma independiente", asegurando que cualquier decisión en el caso de los Tate corresponde exclusivamente a las autoridades judiciales.
Los hermanos Tate enfrentaron inicialmente una acusación por trata de personas y la formación de un grupo de crimen organizado. Según los fiscales rumanos, habrían engañado a mujeres haciéndolas creer que iniciaban una relación sentimental para luego explotarlas en la industria del entretenimiento para adultos en línea. Tras apelar dichas acusaciones, los tribunales rumanos determinaron que el caso no cumplía con los requisitos necesarios para llevarse a juicio. A pesar de ello, siguen bajo investigación por posibles nuevos cargos relacionados con trata de personas y lavado de dinero.
La imagen pública de Andrew Tate, ex kickboxer, ha estado ligada a declaraciones polémicas y la promoción de una masculinidad ostentosa. En una declaración previa recogida de su sitio web (actualmente desactivado), explicó que su negocio consistía en convencer a mujeres para trabajar en plataformas webcam, afirmando haber trabajado con más de 75 mujeres en dicha industria.
Por otro lado, los bienes de los Tate, que incluyen propiedades, vehículos de lujo como un Ferrari y un Mercedes-Benz, así como diversas cuentas bancarias y acciones corporativas, habían sido congelados inicialmente por las autoridades. No obstante, el pasado jueves un tribunal rumano levantó el embargo sobre algunos de ellos, facilitando su disposición.
En Estados Unidos, los hermanos enfrentan también demandas legales. Una mujer estadounidense presentó una denuncia en su contra por haber sido, presuntamente, engañada para trasladarse a Rumania y ser víctima de explotación sexual. Esta denuncia representa la primera acción legal de este tipo contra ellos en suelo estadounidense. Los Tate, por su parte, presentaron una demanda por difamación contra ella, argumentando que su testimonio era falso.
Adicionalmente, cuatro mujeres británicas han acusado a Andrew Tate por violación y abuso, y plantearon acciones legales contra él en 2024. Paralelamente, una demanda presentada en Gran Bretaña por tráfico de personas contra los hermanos resultó en una orden de extradición que podría activarse tras la resolución de las investigaciones rumanas.
La llegada de los Tate a Estados Unidos genera preocupación entre activistas por los derechos de las víctimas. Dani Pinter, vicepresidenta del Centro Nacional de Explotación Sexual, instó al gobierno estadounidense a investigar posibles casos de explotación sexual de menores atribuibles a los hermanos. Declaró: “Esto es una bofetada a todas las víctimas de los hermanos Tate, especialmente a la víctima estadounidense que no está siendo protegida por su país”.
La defensa de los Tate en Estados Unidos ha estado a cargo de McBride, quien ha trabajado con contactos legislativos desde 2023. Si bien no especificó un vínculo entre la liberación de los Tate y posibles apoyos políticos, reconoció una cercanía con figuras de la administración Trump. En el mes de febrero, en la Conferencia de Seguridad de Múnich, Richard Grenell, enviado especial de Trump y exdirector de Inteligencia Nacional, discutió “intereses bilaterales” con el ministro rumano Emil Hurezeanu. Sin embargo, ambas partes desmintieron que el tema de los Tate estuviera en la agenda.
En tanto, activistas y representantes legales de las víctimas han solicitado acciones concretas para garantizar que los Tate enfrenten las acusaciones en las jurisdicciones correspondientes, incluyendo el Reino Unido. Matthew Jury, abogado de las mujeres británicas, calificó como “desalentadora” la posibilidad de influencia política en la liberación de los acusados y exigió la pronta intervención del gobierno británico para que enfrentaran los cargos que pesan en su contra.