La Marina de los Estados Unidos emitió una disculpa formal al pueblo nativo de Kake, Alaska, por su destrucción en 1869. La ceremonia tuvo lugar en el gimnasio de la escuela primaria y secundaria de Kake, donde el contralmirante Mark B. Sucato expresó el arrepentimiento de la Marina por el bombardeo y quema del pueblo.
Este acto representa la primera de dos disculpas programadas por la Marina. La segunda disculpa está prevista para el 26 de octubre, coincidiendo con el 142º aniversario del bombardeo del pueblo cercano de Angoon.
El conflicto bélico contra las comunidades nativas de Alaska se remonta a la compra del territorio de Alaska por Estados Unidos a Rusia en 1867. Dos años después, en 1869, un centinela de la Marina mató a dos hombres lingít. En respuesta, el ejército envió el USS Saginaw a Kake con órdenes de capturar a algunos jefes como rehenes y destruir sus aldeas. Este ataque resultó en la destrucción total de viviendas, depósitos de alimentos y canoas, lo que condujo a numerosas muertes por la falta de suministros esenciales.
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En 1882, un ataque similar ocurrió en Angoon tras la muerte accidental de un chamán lingít. El comandante naval Edgar Merriman exigió 400 mantas como compensación. Al no recibir la cantidad completa, ordenó el bombardeo del pueblo. Este acto fue posteriormente elogiado por funcionarios federales.
Angoon recibió un pago de $90,000 del Departamento del Interior en 1973 como indemnización, pero la comunidad ha aguardado una disculpa formal desde entonces. La reciente disculpa en Kake se considera un paso significativo hacia la sanación del trauma intergeneracional provocado por la violencia militar.
El contexto histórico de estas disculpas resalta la serie de eventos violentos que marcaron la relación entre las autoridades estadounidenses y las comunidades nativas de Alaska. La destrucción de Kake y Angoon no solo implicó pérdidas materiales sino que también dejó secuelas profundas en términos de trauma y privaciones.
“Nos arrepentimos profundamente de las acciones tomadas por nuestras fuerzas en ese momento”, declaró el contralmirante Mark B. Sucato durante la ceremonia, en un gesto que busca cerrar un doloroso capítulo de la historia estadounidense.
Estas disculpas vienen en un intento de reconocer y enmendar los agravios históricos cometidos contra los pueblos nativos, y sirven como una oportunidad para reflexionar sobre el impacto duradero de dichos eventos.