Mark Carney, de 60 años, asumió oficialmente el cargo de primer ministro de Canadá el viernes por la mañana, sucediendo a Justin Trudeau, quien lideró el país durante casi una década. Sin experiencia previa en cargos políticos electos, Carney tiene una sólida trayectoria como banquero central y experto en formulación de políticas económicas. Su nombramiento llega en un momento crítico para el país, que atraviesa desafíos internos y externos agravados por las tensiones con su vecino del sur, Estados Unidos.
Uno de los principales puntos de fricción es la relación con la administración de Donald Trump, quien ha impuesto aranceles a productos canadienses y lanzado amenazas que cuestionan la soberanía económica y política de Canadá. Estas políticas comerciales proteccionistas han afectado negativamente a la economía canadiense, y los economistas advierten que la situación podría derivar en una recesión debido a la incertidumbre que desincentiva la inversión.
Como respuesta, Canadá ha implementado dos rondas de aranceles de represalia contra las exportaciones estadounidenses y no descarta medidas adicionales. En su discurso posterior a ser elegido líder del Partido Liberal por el 86% de los votos de 152.000 miembros del partido, Carney dejó clara su postura de firmeza ante Trump, enfatizando el compromiso de su gobierno con un comercio libre, justo y respetuoso.
Además de gestionar las relaciones internacionales, el nuevo primer ministro enfrenta desafíos internos urgentes. Entre ellos destacan el costo de vida elevado y las presiones generadas por la inmigración récord, factores que influyeron en la renuncia de Trudeau. Carney ha prometido introducir una era de prudencia fiscal y reducir impuestos, además de aprovechar su experiencia en el sector privado para atraer inversiones y reactivar la economía.
El contexto político también es complejo. Carney lidera un gobierno en minoría y no cuenta con un escaño parlamentario, lo que lo obliga a convocar elecciones federales, previstas para mayo. En estos comicios se enfrentará a Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador, quien ha ganado notoriedad y ha logrado recaudar casi el doble de fondos que los liberales en 2024. Poilievre, de 45 años, es conocido por sus habilidades retóricas y busca consolidarse como el candidato más capacitado para gestionar la tensa relación con Washington, sin alienar a los canadienses conservadores que simpatizan con Trump.
La capacidad de Carney para trasladar su éxito como banquero central al terreno político será puesta a prueba. Durante su paso como gobernador del Banco de Canadá en la crisis financiera global de 2008 y luego en el Banco de Inglaterra durante el Brexit, Carney mostró habilidad para enfrentar desafíos económicos globales. Sin embargo, su falta de experiencia en la "política minorista", esencial para conectar con los votantes y comunicarse eficazmente con los medios de comunicación, podría ser una debilidad. Expertos, como Fen Hampson de la Universidad Carleton, subrayan la importancia de que Carney adopte un enfoque más interpersonal y cercano en su campaña.
En medio de este panorama, las primeras acciones internacionales del primer ministro reflejan su intención de diversificar las alianzas de Canadá. Sus primeros viajes al extranjero estarán dirigidos a Londres y París, en un esfuerzo por fortalecer lazos comerciales y políticos con Europa. No obstante, la gestión de las tensiones con Estados Unidos sigue siendo una prioridad absoluta, especialmente ante la amenaza de nuevos aranceles por parte de Trump, quien incluso manifestó deseos de control total sobre Canadá.
Carney también busca enmendar la percepción pública de su partido, dañada durante la gestión de Trudeau. Mientras los conservadores habían sido considerados favoritos para las próximas elecciones, las encuestas recientes sugieren que la llegada de Carney podría otorgar a los liberales una oportunidad significativa de victoria. Con las elecciones en el horizonte, el desafío de Carney será convencer no solo a los miembros del partido, sino también al electorado general, de que es el candidato más adecuado para liderar el país en un periodo tan crítico.
Mark Carney es el único extranjero que ha ocupado el cargo de gobernador del Banco de Inglaterra, una posición que desempeñó entre 2013 y 2020, guiando al Reino Unido durante la inestable transición del Brexit.