Enrique Pardo Hasche, conocido por ser un exmiembro influyente de la aristocracia bogotana y actualmente cumpliendo una condena de 29 años por el secuestro del empresario Eduardo Puyana, compareció como testigo en el juicio que involucra al expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez. Este proceso judicial ha captado la atención nacional e internacional por su relevancia política y la seriedad de las acusaciones, que incluyen manipulación de testigos.
Durante su participación, Pardo Hasche era esperado a detallar su relación con Diego Cadena, el abogado acusado de ser una de las figuras clave en las presuntas irregularidades relacionadas con el caso. Sin embargo, Pardo Hasche sorprendió al optar por no responder a las preguntas planteadas. Su decisión de guardar silencio generó reacciones y especulaciones inmediatas, dada la importancia que la Fiscalía había otorgado a su testimonio, que se consideraba esencial para esclarecer varios aspectos del caso.
El testigo agregó un matiz de controversia al declarar que había sido objeto de amenazas por parte de dos fiscales, aunque no detalló las circunstancias o el contexto de estas intimidaciones. Este señalamiento ha alimentado discusiones sobre las presiones que enfrentan los testigos en juicios de alto perfil en el país.
El caso judicial contra Uribe, adelantado desde hace varios años y relacionado con la manipulación de testimonios en el marco de otros procesos judiciales, ha polarizado a la sociedad colombiana y ha suscitado un intenso escrutinio mediático. La figura de Álvaro Uribe, quien se desempeñó como presidente de Colombia entre 2002 y 2010, sigue siendo profundamente influyente en la política nacional, incrementando el impacto de cada avance o giro dentro del juicio.
El silencio de Pardo Hasche es interpretado por analistas legales como un punto de inflexión en el proceso, ya que el tribunal no pudo acceder a información relevante que se esperaba pudiera esclarecer varios elementos clave del caso.