La doctora Sarah Benn, una médica general de las afueras de Birmingham, se sintió inspirada por el auge del grupo activista Extinction Rebellion en 2019, lo que la llevó a participar activamente en acciones directas, incluyendo el pegamento de su mano a la puerta del Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial en protesta por la inacción gubernamental frente al cambio climático. Su compromiso con la causa ambiental la ha llevado a enfrentar un tribunal profesional organizado por el Medical Practitioners Tribunal Service (MPTS), que decidirá si puede mantener su licencia para ejercer.
Benn es una de los tres médicos generales que este año podrían ser expulsados de la práctica médica debido a su activismo climático. Este proceso surge en un contexto donde los médicos deben informar al General Medical Council (GMC) si son acusados o condenados por un delito. Benn no solo cumplió con este requisito, sino que también notificó proactivamente a su empleador local del NHS y al GMC cada vez que fue arrestada, en un esfuerzo por mantener la transparencia sobre sus actividades de protesta.
Después de ser condenada por cuatro delitos, incluyendo la obstrucción de una carretera y el vuelo de un dron en un lugar restringido, el GMC inició y luego cerró una investigación sobre Benn, aconsejándole que "reflexionara sobre sus acciones". Sin embargo, su situación se complicó después de ser encontrada culpable de desacato al tribunal por violar una orden judicial civil durante una campaña de Just Stop Oil, lo que resultó en un referido a un tribunal completo y un tiempo en prisión.