Mark Mateschitz, el heredero del conglomerado de bebidas energéticas Red Bull, ha ingresado al círculo de multimillonarios con un dividendo de 615 millones de dólares, el primero desde que tomó las riendas de la empresa. Este dividendo, aunque es el más bajo en tres años, refleja un pequeño contratiempo en la rentabilidad de la empresa durante el último año, en un contexto de crecimiento exponencial sostenido. La compañía, que enfrentó un aumento en los costos de marketing y producción, vio cómo estos casi eliminaban el incremento del 24% en los ingresos, resultando en un estancamiento del beneficio neto.
A pesar de estos desafíos, Red Bull optó por distribuir la mitad de su beneficio neto del año pasado, que ascendió a 1.56 mil millones de euros, entre sus accionistas. Mark Mateschitz, que posee el 49% de la empresa a través de su compañía holding, recibió 383 millones de euros de esta distribución. La familia Yoovidhya de Tailandia, que posee el 51% restante de la empresa, también se benefició de esta distribución de ganancias.
El millonario austriaco recibió un adicional de 199 millones de euros siguiendo una tradición de larga data que consiste en realizar un pago extra al propietario austriaco de la compañía. Chalerm Yoovidhya, miembro de la familia tailandesa, recibió un pago adicional de 3.17 millones de euros. Este esquema de distribución de dividendos subraya la estructura de propiedad única de Red Bull y la filosofía de recompensar generosamente a sus principales accionistas.
Desde que Mark Mateschitz asumió el control de la empresa en 2022, tras el fallecimiento de su padre Dietrich, fundador de Red Bull, ha implementado cambios significativos en la gestión. Ha nombrado una nueva dirección, incluyendo a Oliver Mintzlaff, ex jefe de fútbol de Red Bull, a cargo de las iniciativas estratégicas, y ha trasladado a los confidentes de su padre a su compañía holding.