Arezou Badri, una mujer iraní de 31 años, quedó paralítica después de ser tiroteada por la policía el 22 de julio de 2024 en Nour, una ciudad de la provincia de Mazandarán. El incidente ocurrió cuando agentes intentaron detener el vehículo de Badri debido a una orden de confiscación relacionada con una infracción del código del hiyab.
Según reportes, la policía disparó primero a los neumáticos del automóvil de Badri antes de dispararle a ella, impactándole en la espalda. Después de aproximadamente diez días, médicos lograron extraer la bala, pero los daños severos en sus pulmones y médula espinal dejaron a Badri incapaz de caminar. En la actualidad, se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Valiasr de Teherán, bajo estrictas medidas de seguridad. Las visitas familiares están limitadas y no se permite el uso de teléfonos móviles para evitar la difusión de imágenes.
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Desde abril de 2024, las autoridades iraníes han implementado una campaña llamada "Plan Luz" para reforzar el uso del velo entre las mujeres. Esta medida es una respuesta a las protestas masivas que siguieron a la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022, quien falleció bajo custodia policial por no llevar el hiyab correctamente. Las protestas exigían mayores libertades sociales y fueron reprimidas violentamente, resultando en aproximadamente 500 muertes, según organizaciones de derechos humanos.
Además de la represión de las protestas, se ha reportado que las autoridades iraníes continúan ejecutando a detenidos relacionados con las revueltas sociales. La última ejecución registrada tuvo lugar el 7 de octubre de 2023, cuando Reza Rasaei fue condenado a muerte por el asesinato de un agente de inteligencia de la Guardia Revolucionaria. Amnistía Internacional ha descrito esta ejecución como arbitraria y secreta, denunciando las condiciones injustas del juicio y el uso de tortura durante la detención.
Estos incidentes reflejan la situación de represión y violación de derechos humanos que persiste en Irán.El uso del velo islámico (hiyab) es obligatorio para las mujeres en Irán desde la Revolución Islámica de 1979, y su incumplimiento puede conllevar severas sanciones, incluida la detención y el uso de la fuerza por parte de las autoridades.