Lucas fue diagnosticado con glioma pontino intrínseco difuso (DIPG), un tipo de tumor cerebral particularmente brutal, a la edad de seis años. La prognosis para este tipo de cáncer es generalmente sombría, con la mayoría de los niños no viviendo más de un año después del diagnóstico. Sin embargo, Lucas, originario de Bélgica, ha desafiado todas las expectativas al convertirse en el primer niño en el mundo curado de esta enfermedad, según los investigadores que lo trataron en el centro de cáncer Gustave Roussy en París. Este logro marca un punto de inflexión en la lucha contra el cáncer infantil, especialmente en casos de DIPG, donde las opciones de tratamiento han sido limitadas y en gran medida ineficaces.
El DIPG es diagnosticado cada año en alrededor de 300 niños en los Estados Unidos y hasta 100 en Francia. A pesar de los avances médicos que han permitido que el 85% de los niños diagnosticados con cáncer sobrevivan más de cinco años, el pronóstico para aquellos con DIPG ha permanecido desalentador. La radioterapia puede ralentizar el avance del tumor agresivo, pero hasta ahora, ningún medicamento ha demostrado ser efectivo contra él. La historia de Lucas, sin embargo, ofrece un rayo de esperanza y destaca la importancia de la investigación y los ensayos clínicos en la búsqueda de nuevos tratamientos.
Lucas y su familia viajaron de Bélgica a Francia para que pudiera participar en el ensayo clínico BIOMEDE, que prueba nuevos medicamentos potenciales para el DIPG. Desde el inicio del ensayo, Lucas respondió favorablemente al medicamento contra el cáncer everolimus, que le fue asignado al azar. A lo largo de una serie de resonancias magnéticas, el tumor de Lucas desapareció completamente, un resultado sin precedentes que dejó asombrados a los médicos y a la comunidad médica. Sin embargo, el doctor Jacques Grill, quien lideró el tratamiento, no se atrevió a detener el régimen de tratamiento hasta que, hace un año y medio, Lucas reveló que ya no estaba tomando los medicamentos.