La variante JN.1 de COVID-19 ha emergido como la cepa dominante en los Estados Unidos, marcando un patrón de aumento de casos durante las festividades. Los expertos en salud pública y médicos se preparan para un incremento en la transmisión tras el regreso de las personas a sus actividades laborales y escolares. Los análisis de aguas residuales, un indicador clave de la actividad viral en la comunidad, sugieren que las infecciones podrían ser tan extendidas como el invierno pasado. En respuesta, varias instalaciones de salud, incluyendo todas en el Condado de Los Ángeles, han reinstaurado el uso obligatorio de mascarillas.
A pesar del aumento en las pruebas positivas de COVID-19 en redes sociales, las hospitalizaciones son menores que el año pasado. El CDC reportó 29,000 hospitalizaciones por COVID-19 en la semana previa a Navidad, en comparación con 39,000 el año anterior. Desde el Día de Acción de Gracias, el promedio semanal de muertes ha sido de 1,400, menos de la mitad que en el mismo período del año pasado. Aunque el COVID-19 sigue siendo una de las principales causas de muerte y el mayor impulsor de hospitalizaciones por virus respiratorios, la situación actual es menos grave que en inviernos anteriores.
La variante JN.1 parece ser particularmente eficaz en infectar a aquellos que han sido vacunados o previamente infectados. Sin embargo, incluso los casos leves pueden llevar a complicaciones duraderas conocidas como COVID prolongado. El CDC recomienda que las personas se aíslen durante cinco días después de dar positivo, aunque muchos estadounidenses han dejado de seguir esta guía y las pruebas gratuitas son más difíciles de obtener, lo que facilita la propagación del virus.
Los profesionales médicos y funcionarios de salud pública enfrentan un creciente escepticismo hacia las vacunas contra el coronavirus, especialmente entre los conservadores. Esto se ve exacerbado por afirmaciones infundadas, como las recientes declaraciones del principal funcionario de salud de Florida, que desaconsejó el uso de vacunas de ARNm contra el coronavirus. A pesar de esto, las autoridades de salud continúan alentando la vacunación, particularmente para las personas mayores de 65 años, para minimizar el daño causado por las olas de COVID-19.