En febrero de 2020, Zhang Zhan viajó a Wuhan, el epicentro inicial de la pandemia de COVID-19, para informar sobre la respuesta del gobierno chino y compartir sus hallazgos en redes sociales. Su trabajo independiente fue uno de los pocos testimonios directos durante el confinamiento en la ciudad. Sin embargo, su reportaje pronto la puso en la mira de las autoridades chinas, quienes en mayo de 2020 la arrestaron. Posteriormente, fue condenada a cuatro años de cárcel bajo el cargo de "provocar peleas y crear problemas", una acusación comúnmente utilizada contra los activistas.

Zhang, durante su encarcelamiento, inició huelgas de hambre en protesta por su condena y el trato recibido, deteriorando gravemente su salud. Las organizaciones internacionales de derechos humanos han pedido repetidamente su liberación incondicional y acceso a tratamiento médico adecuado, señalando que su detención es un claro ejemplo del riesgo que enfrentan los periodistas independientes en China.