Mundo

Políticas de línea dura de Trump reducen migración a niveles históricos en la frontera sur

La implementación de estrictas medidas antimigratorias por parte del gobierno de Donald Trump, que incluyen la suspensión del asilo, el despliegue de tropas y la deportación acelerada, ha reducido los cruces ilegales en la frontera entre Estados Unidos y México a cifras notablemente bajas, marcando un nuevo precedente en la política migratoria del país.

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Políticas de línea dura de Trump reducen migración a niveles históricos en la frontera sur

La implementación de estrictas medidas antimigratorias por parte del gobierno de Donald Trump, que incluyen la suspensión del asilo, el despliegue de tropas y la deportación acelerada, ha reducido los cruces ilegales en la frontera entre Estados Unidos y México a cifras notablemente bajas, marcando un nuevo precedente en la política migratoria del país.

“Todo el paradigma migratorio está cambiando”

– Enfatizó Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante.

16/3/2025

Las políticas migratorias implementadas por el presidente Donald Trump han producido un impacto relevante en los cruces fronterizos. En febrero de este año, la Patrulla Fronteriza reportó la detención de 8,347 personas intentando cruzar la frontera entre Estados Unidos y México de manera ilegal. Estas cifras contrastan significativamente con las más de 225,000 detenciones registradas en diciembre de 2023, último mes completo en la presidencia de Joseph R. Biden Jr.

El descenso es notable al compararse con los datos de diciembre de 2023, cuando la administración Biden registró 47,330 detenciones, reflejando un promedio diario de 1,527 migrantes. A pesar de ser el registro más bajo de ese mandato, triplica los números de febrero de 2024, el primer mes completo bajo la administración Trump. Según el experto en migración Adam Isacson, de la Oficina de Washington para América Latina, si la tendencia se mantiene durante un año, las detenciones podrían alcanzar niveles no vistos desde 1967.

La administración Trump ha extremado las medidas de control fronterizo, adoptando tácticas como la suspensión indefinida del asilo para quienes intentan ingresar a través de la frontera sur, el despliegue de tropas para disuadir a los migrantes, y la amplia difusión de vuelos de deportación. Además, se han ejercido presiones sobre los gobiernos de América Latina, en particular México, para frenar los flujos migratorios hacia el norte. Según Eunice Rendón, estas modificaciones han generado un cambio significativo en la dinámica migratoria, y muchas familias migrantes enfrentan temor e incertidumbre.

Este endurecimiento es, en parte, una continuación de los cambios implementados por Biden en los últimos meses de su mandato, cuando endureció medidas restrictivas ante el aumento de migrantes y la atención pública sobre la situación fronteriza. Sin embargo, Trump ha intensificado estas estrategias, proponiendo nuevas acciones, como la amenaza de utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para acelerar las deportaciones masivas y la activación de la base militar en la Bahía de Guantánamo como centro de retención para migrantes. La diferencia en el abordaje migratorio frente a su primera administración, según Kenneth T. Cuccinelli, exfuncionario de Seguridad Nacional, radica en que Trump ahora actúa con más determinación para implementar estas políticas.

Además, la región ha registrado una reducción generalizada en los flujos migratorios. En el Tapón del Darién —crucial para el tránsito de migrantes hacia el norte desde Sudamérica— se contabilizaron 408 personas en febrero, frente a las 37,000 del mismo mes del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Migración y Extranjería de Panamá.

Estos efectos también se observan en México, donde los refugios de migrantes están menos concurridos, y cada vez más personas están optando por regresar a sus países de origen. La Organización Internacional para las Migraciones reportó que 2,862 migrantes buscaron ayuda en México para retornar a sus lugares de origen en enero y febrero de este año. Además, una encuesta realizada en enero por el Comité Internacional de Rescate indicó que un 44% de los migrantes entrevistados que tenían la intención inicial de llegar a Estados Unidos, ahora planeaban quedarse en México.

Sin embargo, el endurecimiento de las políticas migratorias presenta desafíos significativos. Expertos señalan que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a países emisores de migrantes, como Venezuela y Cuba, pueden agravar la situación económica en esas naciones, incrementando las presiones migratorias a largo plazo. Asimismo, la aplicación de aranceles en la región está afectando las economías de países como México, lo que podría desembocar en una recesión.

En el panorama histórico, las medidas actuales son comparables a la denominada "Operación Espalda Mojada" de la década de 1950, que buscó deportar masivamente a trabajadores mexicanos y marcó un hito en las políticas antimigratorias de Estados Unidos. Según Adam Isacson, "hay que remontarse a la administración de Eisenhower para ver algo así".

Mientras tanto, la vida cotidiana en México para los migrantes varados refleja la precariedad de su situación. En Ciudad de México, cientos hacen filas extensas frente a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en espera de iniciar sus solicitudes de asilo. De acuerdo con datos oficiales, más del 80% de los solicitantes enfrentan tiempos de espera prolongados para regularizar su estancia en el país. Estas limitaciones han llevado a muchos a reconsiderar su trayecto o a decidir quedarse en México, donde enfrentan complicaciones para acceder al mercado laboral.

Donald Trump continúa anunciando posibles nuevas medidas, como el incremento de deportaciones en masa, mientras las cifras en la frontera mantienen un descenso pronunciado.

En febrero de este año, la cantidad de migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos fue más baja que en cualquier momento desde la década de 1960, destacando un cambio histórico en los patrones de migración.

Algo Curioso

“Todo el paradigma migratorio está cambiando”

– Enfatizó Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante.

Mar 16, 2025
Colglobal News

Las políticas migratorias implementadas por el presidente Donald Trump han producido un impacto relevante en los cruces fronterizos. En febrero de este año, la Patrulla Fronteriza reportó la detención de 8,347 personas intentando cruzar la frontera entre Estados Unidos y México de manera ilegal. Estas cifras contrastan significativamente con las más de 225,000 detenciones registradas en diciembre de 2023, último mes completo en la presidencia de Joseph R. Biden Jr.

El descenso es notable al compararse con los datos de diciembre de 2023, cuando la administración Biden registró 47,330 detenciones, reflejando un promedio diario de 1,527 migrantes. A pesar de ser el registro más bajo de ese mandato, triplica los números de febrero de 2024, el primer mes completo bajo la administración Trump. Según el experto en migración Adam Isacson, de la Oficina de Washington para América Latina, si la tendencia se mantiene durante un año, las detenciones podrían alcanzar niveles no vistos desde 1967.

La administración Trump ha extremado las medidas de control fronterizo, adoptando tácticas como la suspensión indefinida del asilo para quienes intentan ingresar a través de la frontera sur, el despliegue de tropas para disuadir a los migrantes, y la amplia difusión de vuelos de deportación. Además, se han ejercido presiones sobre los gobiernos de América Latina, en particular México, para frenar los flujos migratorios hacia el norte. Según Eunice Rendón, estas modificaciones han generado un cambio significativo en la dinámica migratoria, y muchas familias migrantes enfrentan temor e incertidumbre.

Este endurecimiento es, en parte, una continuación de los cambios implementados por Biden en los últimos meses de su mandato, cuando endureció medidas restrictivas ante el aumento de migrantes y la atención pública sobre la situación fronteriza. Sin embargo, Trump ha intensificado estas estrategias, proponiendo nuevas acciones, como la amenaza de utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para acelerar las deportaciones masivas y la activación de la base militar en la Bahía de Guantánamo como centro de retención para migrantes. La diferencia en el abordaje migratorio frente a su primera administración, según Kenneth T. Cuccinelli, exfuncionario de Seguridad Nacional, radica en que Trump ahora actúa con más determinación para implementar estas políticas.

Además, la región ha registrado una reducción generalizada en los flujos migratorios. En el Tapón del Darién —crucial para el tránsito de migrantes hacia el norte desde Sudamérica— se contabilizaron 408 personas en febrero, frente a las 37,000 del mismo mes del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Migración y Extranjería de Panamá.

Estos efectos también se observan en México, donde los refugios de migrantes están menos concurridos, y cada vez más personas están optando por regresar a sus países de origen. La Organización Internacional para las Migraciones reportó que 2,862 migrantes buscaron ayuda en México para retornar a sus lugares de origen en enero y febrero de este año. Además, una encuesta realizada en enero por el Comité Internacional de Rescate indicó que un 44% de los migrantes entrevistados que tenían la intención inicial de llegar a Estados Unidos, ahora planeaban quedarse en México.

Sin embargo, el endurecimiento de las políticas migratorias presenta desafíos significativos. Expertos señalan que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a países emisores de migrantes, como Venezuela y Cuba, pueden agravar la situación económica en esas naciones, incrementando las presiones migratorias a largo plazo. Asimismo, la aplicación de aranceles en la región está afectando las economías de países como México, lo que podría desembocar en una recesión.

En el panorama histórico, las medidas actuales son comparables a la denominada "Operación Espalda Mojada" de la década de 1950, que buscó deportar masivamente a trabajadores mexicanos y marcó un hito en las políticas antimigratorias de Estados Unidos. Según Adam Isacson, "hay que remontarse a la administración de Eisenhower para ver algo así".

Mientras tanto, la vida cotidiana en México para los migrantes varados refleja la precariedad de su situación. En Ciudad de México, cientos hacen filas extensas frente a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en espera de iniciar sus solicitudes de asilo. De acuerdo con datos oficiales, más del 80% de los solicitantes enfrentan tiempos de espera prolongados para regularizar su estancia en el país. Estas limitaciones han llevado a muchos a reconsiderar su trayecto o a decidir quedarse en México, donde enfrentan complicaciones para acceder al mercado laboral.

Donald Trump continúa anunciando posibles nuevas medidas, como el incremento de deportaciones en masa, mientras las cifras en la frontera mantienen un descenso pronunciado.

En febrero de este año, la cantidad de migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos fue más baja que en cualquier momento desde la década de 1960, destacando un cambio histórico en los patrones de migración.

Las políticas migratorias implementadas por el presidente Donald Trump han producido un impacto relevante en los cruces fronterizos. En febrero de este año, la Patrulla Fronteriza reportó la detención de 8,347 personas intentando cruzar la frontera entre Estados Unidos y México de manera ilegal. Estas cifras contrastan significativamente con las más de 225,000 detenciones registradas en diciembre de 2023, último mes completo en la presidencia de Joseph R. Biden Jr.

El descenso es notable al compararse con los datos de diciembre de 2023, cuando la administración Biden registró 47,330 detenciones, reflejando un promedio diario de 1,527 migrantes. A pesar de ser el registro más bajo de ese mandato, triplica los números de febrero de 2024, el primer mes completo bajo la administración Trump. Según el experto en migración Adam Isacson, de la Oficina de Washington para América Latina, si la tendencia se mantiene durante un año, las detenciones podrían alcanzar niveles no vistos desde 1967.

La administración Trump ha extremado las medidas de control fronterizo, adoptando tácticas como la suspensión indefinida del asilo para quienes intentan ingresar a través de la frontera sur, el despliegue de tropas para disuadir a los migrantes, y la amplia difusión de vuelos de deportación. Además, se han ejercido presiones sobre los gobiernos de América Latina, en particular México, para frenar los flujos migratorios hacia el norte. Según Eunice Rendón, estas modificaciones han generado un cambio significativo en la dinámica migratoria, y muchas familias migrantes enfrentan temor e incertidumbre.

Este endurecimiento es, en parte, una continuación de los cambios implementados por Biden en los últimos meses de su mandato, cuando endureció medidas restrictivas ante el aumento de migrantes y la atención pública sobre la situación fronteriza. Sin embargo, Trump ha intensificado estas estrategias, proponiendo nuevas acciones, como la amenaza de utilizar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para acelerar las deportaciones masivas y la activación de la base militar en la Bahía de Guantánamo como centro de retención para migrantes. La diferencia en el abordaje migratorio frente a su primera administración, según Kenneth T. Cuccinelli, exfuncionario de Seguridad Nacional, radica en que Trump ahora actúa con más determinación para implementar estas políticas.

Además, la región ha registrado una reducción generalizada en los flujos migratorios. En el Tapón del Darién —crucial para el tránsito de migrantes hacia el norte desde Sudamérica— se contabilizaron 408 personas en febrero, frente a las 37,000 del mismo mes del año anterior, según datos del Instituto Nacional de Migración y Extranjería de Panamá.

Estos efectos también se observan en México, donde los refugios de migrantes están menos concurridos, y cada vez más personas están optando por regresar a sus países de origen. La Organización Internacional para las Migraciones reportó que 2,862 migrantes buscaron ayuda en México para retornar a sus lugares de origen en enero y febrero de este año. Además, una encuesta realizada en enero por el Comité Internacional de Rescate indicó que un 44% de los migrantes entrevistados que tenían la intención inicial de llegar a Estados Unidos, ahora planeaban quedarse en México.

Sin embargo, el endurecimiento de las políticas migratorias presenta desafíos significativos. Expertos señalan que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a países emisores de migrantes, como Venezuela y Cuba, pueden agravar la situación económica en esas naciones, incrementando las presiones migratorias a largo plazo. Asimismo, la aplicación de aranceles en la región está afectando las economías de países como México, lo que podría desembocar en una recesión.

En el panorama histórico, las medidas actuales son comparables a la denominada "Operación Espalda Mojada" de la década de 1950, que buscó deportar masivamente a trabajadores mexicanos y marcó un hito en las políticas antimigratorias de Estados Unidos. Según Adam Isacson, "hay que remontarse a la administración de Eisenhower para ver algo así".

Mientras tanto, la vida cotidiana en México para los migrantes varados refleja la precariedad de su situación. En Ciudad de México, cientos hacen filas extensas frente a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) en espera de iniciar sus solicitudes de asilo. De acuerdo con datos oficiales, más del 80% de los solicitantes enfrentan tiempos de espera prolongados para regularizar su estancia en el país. Estas limitaciones han llevado a muchos a reconsiderar su trayecto o a decidir quedarse en México, donde enfrentan complicaciones para acceder al mercado laboral.

Donald Trump continúa anunciando posibles nuevas medidas, como el incremento de deportaciones en masa, mientras las cifras en la frontera mantienen un descenso pronunciado.

En febrero de este año, la cantidad de migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos fue más baja que en cualquier momento desde la década de 1960, destacando un cambio histórico en los patrones de migración.

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