En un nuevo episodio del prolongado conflicto entre Rusia y Ucrania, Rusia lanzó un misil balístico hipersónico denominado Oreshnik contra una instalación militar ucraniana. El lanzamiento fue anunciado por el presidente ruso, Vladimir Putin, como una respuesta directa al uso de armas suministradas por Estados Unidos y el Reino Unido que permitieron a Ucrania atacar territorio ruso. Putin enfatizó que el misil es experimental y que no puede ser interceptado, y afirmó que Rusia continuará con más pruebas y comenzará la producción en serie del Oreshnik.
La respuesta del presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, no se hizo esperar. Calificó el ataque como una "escalada significativa" y pidió una reacción internacional firme y decisiva. La ministra del Interior del Reino Unido, Yvette Cooper, también condenó el ataque y reafirmó el compromiso del Reino Unido de apoyar a Ucrania en esta crisis.
En la vecina Polonia, el primer ministro Donald Tusk, expresó su preocupación por un riesgo real de conflicto global tras el ataque ruso. Tusk señaló que el conflicto está entrando en una fase decisiva y destacó la amenaza seria y real de una guerra a mayor escala. En respuesta a esta percepción de amenaza, Polonia ha decidido destinar un 4.7% de su PIB a aumentar sus capacidades defensivas para el año 2025.
Dentro del desarrollo militar en Ucrania, se ha observado un uso intensificado de drones contra objetivos militares rusos, lo que ha cambiado la dinámica del conflicto a favor de Ucrania. A pesar de que las fuerzas aéreas rusas no han logrado establecer superioridad aérea, la inteligencia británica informa que Ucrania ha logrado destruir grandes cantidades de municiones tanto rusas como norcoreanas en ataques recientes.
El aumento de la tensión obligó al parlamento ucraniano a cancelar una sesión programada debido a la amenaza de ataques con misiles rusos en la región de Kyiv. Además, se ha programado una reunión de emergencia entre representantes de la OTAN y Ucrania para discutir la situación tras este último ataque con misiles.
Este conflicto, que ha perdurado por más de 1,000 días, muestra signos de intensificación con implicaciones potencialmente globales, dado el creciente involucramiento de actores internacionales y las preocupaciones de seguridad extendidas a nivel mundial.