La implementación de la semana laboral de cuatro días en Portugal ha generado un impacto positivo en la salud mental de los trabajadores, según un estudio preliminar. El proyecto, que comenzó en 2022, ha mostrado una disminución en los niveles de ansiedad, insomnio, y estrés entre los participantes. Con la participación de 41 empresas y más de 1.000 empleados, el 95% de las compañías reportó cambios positivos, destacando una mejora en la satisfacción laboral y una reducción en las tasas de absentismo.
En Alemania, la iniciativa se enfrenta a opiniones divididas, con algunos economistas argumentando que el país necesita políticas que incentiven horas de trabajo más largas debido a la escasez de mano de obra calificada y desafíos demográficos. Sin embargo, el programa alemán, que también sigue el principio 100:80:100 (100% de salario por 80% del tiempo, manteniendo 100% de la productividad), ha comenzado a explorar los beneficios de esta modalidad laboral en términos de bienestar y eficiencia.
La adopción de estrategias organizativas, como la reducción de reuniones innecesarias y la implementación de nuevo software, ha sido clave para mantener la productividad en ambos países. Este enfoque ha permitido a las empresas participantes ofrecer un día libre adicional a la semana, lo cual ha sido altamente valorado por los empleados, muchos de los cuales afirmaron que necesitarían un aumento salarial significativo para considerar volver a la semana laboral de cinco días.
A pesar de los beneficios observados, el debate sobre la viabilidad a largo plazo de la semana laboral de cuatro días continúa. Mientras que los defensores argumentan que mejora la calidad de vida de los trabajadores y puede ser un factor clave en la retención de talento, los críticos señalan los desafíos económicos y la necesidad de adaptar las métricas de productividad a esta nueva realidad laboral.