En un lapso de diez semanas, la aviación comercial y privada en los Estados Unidos ha estado marcada por una serie de accidentes críticos y preocupaciones operativas que encendieron las alarmas sobre la seguridad aérea. Entre el 25 de diciembre y el 17 de febrero se registraron cuatro accidentes relevantes de aviones comerciales:
1. El vuelo 8243 de Azerbaijan Airlines el 25 de diciembre.
2. El vuelo 7C2216 de Jeju Air el 29 de diciembre.
3. El vuelo 5342 de American Airlines el 29 de enero.
4. El vuelo 4819 de Delta Connection el 17 de febrero.
A ellos se suman incidentes graves en la aviación privada, incluyendo el accidente de una ambulancia aérea en Filadelfia ocurrido poco antes del Super Bowl, y una colisión entre aeronaves en el aire la semana pasada en Scottsdale, Arizona. Según estadísticas de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), desde principios de año se han contabilizado 13 accidentes aéreos fatales en Estados Unidos, afectando tanto vuelos comerciales como privados.
Por otro lado, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) anunció el despido de aproximadamente 400 empleados desde el 14 de febrero, una medida que coincide temporalmente con un reciente incidente de colisión en el aire sobre el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. El Secretario de Transporte, Sean Duffy, reiteró en sus declaraciones que los despedidos eran "probatorios" y que ninguno de ellos pertenecía al personal esencial para la seguridad, como los controladores de tráfico aéreo. No obstante, el sindicato Professional Aviation Safety Specialists (PASS), que representa a más de 11,000 trabajadores de la FAA, señaló que 132 de los despedidos incluyen mecánicos, especialistas en operaciones de vuelo y asistentes de seguridad aérea, cuyo rol resulta clave en la seguridad operacional. Su presidente, Dave Spero, destacó la importancia de dichos empleados al indicar que forman parte de la "línea de frente de la seguridad".
En medio de estas preocupaciones, la aviación comercial continúa mostrando un notable desempeño estadístico en cuanto a seguridad a largo plazo. En el período de las últimas semanas, se llevaron a cabo cerca de 6.2 millones de vuelos en total. Las cifras apuntan a que la probabilidad de un accidente fatal fue de alrededor de 1 en 2 millones, y a nivel global, entre enero de 2021 y noviembre de 2024, solo se registraron tres accidentes fatales de jets comerciales. Dichos datos sitúan el riesgo promedio en 1 accidente cada 18 millones de vuelos.
No obstante, el contexto actual de la industria enfrenta limitaciones críticas. A raíz de la pandemia, una cantidad significativa de personal calificado optó por jubilaciones anticipadas, reduciendo de forma drástica la disponibilidad de pilotos, mecánicos y asistentes de vuelo. Según los informes, el 90% de los centros de control de tráfico aéreo en los Estados Unidos enfrentan una subdotación crónica de personal, mientras que más de un tercio de sus sistemas tecnológicos operan en condiciones "insostenibles". Esto ha llevado a que la FAA contemple trabajar con actores privados, como SpaceX, para modernizar el sistema de control aéreo. Sin embargo, los plazos proyectados para lograr avances tangibles no anticipan mejoras significativas hasta el año 2030 debido a la falta de financiamiento del Congreso.
Estos factores, combinados con los despidos recientes y los accidentes registrados, generan incertidumbre no solo dentro de la industria, sino también entre los pasajeros que confían en los altos estándares de seguridad tradicionales de la aviación estadounidense. Entre 2021 y 2024, la aviación comercial mundial registró solamente tres accidentes fatales de jets comerciales, resaltando aún más el bajo índice de siniestralidad frente a la percepción pública sobre la seguridad aérea.
En un lapso de diez semanas, la aviación comercial y privada en los Estados Unidos ha estado marcada por una serie de accidentes críticos y preocupaciones operativas que encendieron las alarmas sobre la seguridad aérea. Entre el 25 de diciembre y el 17 de febrero se registraron cuatro accidentes relevantes de aviones comerciales:
1. El vuelo 8243 de Azerbaijan Airlines el 25 de diciembre.
2. El vuelo 7C2216 de Jeju Air el 29 de diciembre.
3. El vuelo 5342 de American Airlines el 29 de enero.
4. El vuelo 4819 de Delta Connection el 17 de febrero.
A ellos se suman incidentes graves en la aviación privada, incluyendo el accidente de una ambulancia aérea en Filadelfia ocurrido poco antes del Super Bowl, y una colisión entre aeronaves en el aire la semana pasada en Scottsdale, Arizona. Según estadísticas de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), desde principios de año se han contabilizado 13 accidentes aéreos fatales en Estados Unidos, afectando tanto vuelos comerciales como privados.
Por otro lado, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) anunció el despido de aproximadamente 400 empleados desde el 14 de febrero, una medida que coincide temporalmente con un reciente incidente de colisión en el aire sobre el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan. El Secretario de Transporte, Sean Duffy, reiteró en sus declaraciones que los despedidos eran "probatorios" y que ninguno de ellos pertenecía al personal esencial para la seguridad, como los controladores de tráfico aéreo. No obstante, el sindicato Professional Aviation Safety Specialists (PASS), que representa a más de 11,000 trabajadores de la FAA, señaló que 132 de los despedidos incluyen mecánicos, especialistas en operaciones de vuelo y asistentes de seguridad aérea, cuyo rol resulta clave en la seguridad operacional. Su presidente, Dave Spero, destacó la importancia de dichos empleados al indicar que forman parte de la "línea de frente de la seguridad".
En medio de estas preocupaciones, la aviación comercial continúa mostrando un notable desempeño estadístico en cuanto a seguridad a largo plazo. En el período de las últimas semanas, se llevaron a cabo cerca de 6.2 millones de vuelos en total. Las cifras apuntan a que la probabilidad de un accidente fatal fue de alrededor de 1 en 2 millones, y a nivel global, entre enero de 2021 y noviembre de 2024, solo se registraron tres accidentes fatales de jets comerciales. Dichos datos sitúan el riesgo promedio en 1 accidente cada 18 millones de vuelos.
No obstante, el contexto actual de la industria enfrenta limitaciones críticas. A raíz de la pandemia, una cantidad significativa de personal calificado optó por jubilaciones anticipadas, reduciendo de forma drástica la disponibilidad de pilotos, mecánicos y asistentes de vuelo. Según los informes, el 90% de los centros de control de tráfico aéreo en los Estados Unidos enfrentan una subdotación crónica de personal, mientras que más de un tercio de sus sistemas tecnológicos operan en condiciones "insostenibles". Esto ha llevado a que la FAA contemple trabajar con actores privados, como SpaceX, para modernizar el sistema de control aéreo. Sin embargo, los plazos proyectados para lograr avances tangibles no anticipan mejoras significativas hasta el año 2030 debido a la falta de financiamiento del Congreso.
Estos factores, combinados con los despidos recientes y los accidentes registrados, generan incertidumbre no solo dentro de la industria, sino también entre los pasajeros que confían en los altos estándares de seguridad tradicionales de la aviación estadounidense. Entre 2021 y 2024, la aviación comercial mundial registró solamente tres accidentes fatales de jets comerciales, resaltando aún más el bajo índice de siniestralidad frente a la percepción pública sobre la seguridad aérea.