La guerra civil en Myanmar, que lleva casi cuatro años desde el golpe militar de 2021, ha devastado la economía del país, obligando a profesionales como médicos, enfermeras y maestras a recurrir a la prostitución para sobrevivir.
May, una joven de 26 años que cumplió su sueño de convertirse en doctora tras siete años de estudio, tuvo que abandonar su vocación debido al colapso económico. Con su salario reducido por la hiperinflación y la enfermedad de su padre, comenzó a trabajar como "date girl" en Mandalay, la segunda ciudad más grande del país. A pesar de la ilegalidad de esta actividad, May, al igual que muchas otras mujeres, encontró en la prostitución la única forma de sustentar a su familia.
El golpe de Estado de 2021 no solo consolidó el poder de la junta militar, sino que también desató una crisis económica sin precedentes. La inflación alcanzó el 26% este año, los precios de bienes básicos se triplicaron y la moneda local, el kyat, perdió dos quintas partes de su valor frente al dólar. Según el Banco Mundial, casi la mitad de los 55 millones de habitantes del país vive ahora en la pobreza.
La Desesperación Obliga a Romper Tabúes y Leyes
La precariedad económica ha obligado a muchas mujeres a tomar decisiones extremas. Zar, una enfermera de 25 años, perdió su trabajo después de que el hospital privado donde trabajaba cerrara por orden de la junta. Al ingresar en la prostitución, Zar vivió experiencias traumáticas, como encuentros donde debía insistir en el uso de preservativos para protegerse. A pesar de sus estudios y experiencia, ahora depende de esta actividad para ganar lo que antes era su salario mensual en una sola noche.
La situación es similar para Su, una doctora de 28 años que soñaba con ser pediatra. Con los precios básicos disparados y su familia al borde de la indigencia, decidió enviar fotos desnudas a una intermediaria para obtener clientes. A menudo debe mentir a sus padres, diciendo que trabaja turnos nocturnos en un hospital, mientras enfrenta una realidad desgarradora lejos de sus aspiraciones.
Un Futuro Sin Esperanza
Las mujeres en Myanmar han sido las más afectadas por la crisis. Antes del golpe, las fábricas textiles representaban una fuente de empleo clave para las mujeres rurales. Ahora, con muchas de estas cerradas, las opciones laborales se han reducido drásticamente. Mya, una madre soltera de 25 años cuyo esposo fue asesinado durante una protesta en 2021, también recurrió a la prostitución tras vender todas sus pertenencias para alimentar a su hija de 3 años.
“Cada día rezo por una salida”, dice Mya, reflejando la desesperación compartida por muchas mujeres que enfrentan un entorno donde la desigualdad de género, la pobreza extrema y la represión militar les dejan pocas alternativas.
El panorama en Myanmar sigue siendo sombrío, sin señales de mejora económica y con la violencia y el caos como constantes. Mientras tanto, las mujeres educadas que alguna vez fueron símbolo de progreso en el país ahora luchan por sobrevivir en un sistema que las ha empujado al límite.