Las protestas de agricultores en Europa han alcanzado un punto crítico, con manifestaciones en Francia, Alemania, Bélgica y otros países. Los agricultores, enfrentando una crisis de costos de vida y descontentos con las políticas de sostenibilidad de la Unión Europea, han tomado medidas drásticas bloqueando carreteras y puertos importantes. En Francia, los agricultores han bloqueado tramos significativos de autopistas, creando una crisis para el nuevo Primer Ministro, Gabriel Attal, quien ha prometido medidas para calmar la situación.
Los problemas varían desde la burocracia hasta el aumento de los costos de insumos como fertilizantes y combustible, y la competencia de las importaciones. Además, las regulaciones ambientales de la UE son vistas como una amenaza para su negocio. En Alemania, los agricultores están enojados por la eliminación gradual de los descuentos fiscales en el diésel agrícola, lo que, según ellos, los llevaría a la quiebra. Estas protestas, aunque tienen un carácter principalmente nacional, también están alimentadas por la frustración con las políticas de la UE.

El sector agrícola siempre ha visto con sospecha las medidas de la UE para reformar su Política Agrícola Común (PAC) de 55 mil millones de euros y hacerla más sostenible. Más del 70% de ese dinero se gasta en pagos directos a los agricultores como red de seguridad. La reforma incluye la obligación de dedicar al menos el 4% de la tierra cultivable a características no productivas, así como la exigencia de llevar a cabo rotaciones de cultivos y reducir el uso de fertilizantes en al menos un 20%.