En el epicentro de las protestas, ciudades como Bogotá, Medellín, y Cali vieron como miles de ciudadanos, convocados bajo la denominada 'Marcha de las batas blancas', expresaron su descontento frente a las políticas del presidente. Las reformas sanitarias, que buscan nacionalizar servicios de salud y ajustar el sistema de pensiones, han sido especialmente controvertidas. Los manifestantes, entre los que se encontraban numerosos profesionales de la salud, criticaron la gestión del gobierno en un sector ya de por sí frágil y exigieron un cambio en la dirección de las políticas implementadas.
Las manifestaciones, aunque pacíficas, resaltaron la creciente frustración de diversos sectores de la sociedad que, a pesar de apoyar inicialmente el cambio prometido por Petro, ahora se sienten defraudados y preocupados por el rumbo que está tomando el país. El grito de "¡Fuera Petro!" resonó en múltiples puntos de concentración, evidenciando la polarización y el descontento generalizado.
La propuesta de reforma a la Constitución, que incluye cambios significativos en la salud y pensiones, ha sido un catalizador para la movilización ciudadana. Los detractores de Petro, incluyendo figuras políticas y líderes de opinión, argumentan que estas reformas podrían centralizar demasiado poder y limitar la participación privada en sectores clave, afectando negativamente la calidad y acceso a los servicios básicos.
En respuesta a la intensa oposición, el gobierno ha intentado defender sus políticas como necesarias para corregir desigualdades estructurales y mejorar la eficiencia en la administración de recursos públicos. Sin embargo, la falta de consenso y el rechazo en el Congreso han dificultado la implementación de estas reformas, llevando al presidente a considerar medidas más drásticas como la posible reescritura de la Constitución para avanzar su agenda.