El día 28 de marzo de 2025, Katmandú, la capital de Nepal, se convirtió en el epicentro de una serie de disturbios cuando miles de personas se congregaron para exigir la restauración de la monarquía, abolida en el año 2008. La manifestación, encabezada por simpatizantes del exrey Gyanendra Shah, degeneró en enfrentamientos con la policía, que utilizaron gas lacrimógeno, balas de goma y cañones de agua para dispersar a los manifestantes después de que un vehículo chocara contra una barricada policial.
Las consecuencias fueron trágicas: un manifestante perdió la vida al llegar al hospital, mientras que un camarógrafo de televisión falleció cuando un edificio desde el cual estaba documentando los hechos fue incendiado en el contexto de los disturbios. Además, decenas de personas resultaron heridas en los enfrentamientos, y la policía arrestó a 17 individuos vinculados a los disturbios. En respuesta a la escalada de violencia, las autoridades locales declararon toque de queda en varias zonas de Katmandú.
La protesta pro-monarquía coincidió con una contramanifestación organizada por grupos republicanos y pro-democráticos que se mantuvo pacífica, poniendo en evidencia las tensiones polarizadas que enfrenta el país. Los manifestantes que exigen el retorno de Gyanendra Shah al poder justifican sus demandas argumentando que la actual república parlamentaria, caracterizada por la inestabilidad política y la corrupción, ha fracasado en gestionar las necesidades del país.
Estos disturbios son los más grandes registrados desde 2023, año en el que comenzaron a aumentar las demandas públicas para el regreso de la monarquía. El descontento con el actual gobierno, liderado por el primer ministro KP Sharma Oli, ha sido un factor clave en este aumento de la agitación social. En un evento previo destacable, más de 10,000 partidarios del exmonarca se congregaron en el aeropuerto de Katmandú para recibirlo, coreando consignas en apoyo de su reaparición en la escena política.
El mismo día de las protestas, el gabinete ministerial nepalí celebró una reunión de emergencia para analizar la situación y evaluar las medidas de seguridad necesarias. En tanto, los analistas locales describen la situación como una manifestación del desencanto popular tanto hacia el sistema político actual como hacia los partidos que lo forman, alimentando el debate sobre el futuro político de Nepal.
Nepal, que fue una monarquía durante siglos, se convirtió en una república federal en 2008 tras la caída de la dinastía Shah, lo que marcó el fin de una era y dio lugar a una nueva etapa de gobernanza con aspiraciones democráticas que aún enfrenta numerosos desafíos.